¡Prended las piras! ¡Dejad salir las ánimas! ¡Por fin!. Continuos retrasos, que se han convertido en un año de espera, pero finalmente el día ha llegado. La que posiblemente sea la banda más doom del planeta, Electric Wizards, nos planta frente a la cara su nuevo disco. Si, ya se que esta grabación se había filtrado por diferentes vías, y que ya algunos que otros habían mostrado su opinión sobre los creadores de obras imprescindibles como «Dopethrone», pero da igual, ahora si que lo tenemos a nuestro alcance, editado una vez más a través de su propio sello, Spinefarm Records, nos colocamos frente al noveno disco de Electric Wizard, que seguro que va a levantar más de una ampolla entre parte de sus seguidores y de la prensa. Me rindo ante su portada, ya me tienen a sus pies y ni siquiera he escuchado el disco, aún no me he perdido en su laberinto sonoro. ¿Y ese título?. Si, he leído críticas a la falta de originalidad, a no se qué y no se cuánto, pero a ver, ¿quien no desearía tener en su propia discografía un Volumen 4 o un Sabbath bloody Sabbath propios?, pues no hay más que hablar. Ñi,ñi,ñi,ñi, ya está el fanático este de los Sabbath justificándolo todo, dirá alguno, pues si, eso es lo que hay, o acaso no hablamos de una de las bandas más grandes del planeta.
Y ojo, que Electric Wizard en este disco, se han despojado de ese aura que les confería aparecer en los anales del doom por su sonido pesado, condensado, para dejar salir sus influencias, romper cadenas y mostrarse como les apetece ser vistos en este momento, obviando esos riffs descomunales y monolíticos jugándoselo todo a otras cartas no marcadas. Habrá quien no lo entienda, pero para mí, han vuelto a dar en la diana, porque solo gente como ellos son capaces de hacerlo, de presentarnos esta maravilla que muestra que no solo son grandes en línea recta. Seis canciones que abren las puertas del infierno con «See you in hell», single de adelanto, que ya puso sobre aviso de lo que se podía venir encima, con esta atmósfera creada y ese riff machacón. Me encanta «Necromania», que queréis que os diga. Rezuma melodía a raudales, ese solo, una canción alejada de los esquemas que uno les presupone.
Ojo al riff de «Hear the siren scream», pura ofrenda a Iommi, una travesía stoner continua, repetitiva en magia. «The reaper» suena inquietante, por culpa de ese órgano y esa voz que se muestra como una invocación oscura. «Wicked caresses» nos lleva musicalmente a los Sabbath en estado más puro, incluso ese inicio, un tema lento, pura orfebería doom. Cierra el disco la majestuosa e inmensa «Mourning of the magicians», lenta, con ese aspecto funerario, un heavy metal primigenio salpicado de blues lugebre, un punto final bestial. Seguro que este nuevo disco de Electric Wizard traerá consigo la controversia, pero a mí, sinceramente me parece de lo mejor de sus últimos lanzamientos y por ende, un grandísimo trabajo.
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