Pues sí amigos, así son las cosas y yo me quedé con las ganas, lo reconozco. Living Colour venían a España acompañando a Glenn Hughes, e incluso iban a tocar en Sevilla, pero al final se descolgaron del tour e incluso La Voz acabó cancelando, maldita sea. Living Colour fueron una revolución en los ochenta, entre tanto tipo blanco aparecieron ellos, con unos riffs que ardían y un ritmo al alcance de muy pocos. Además la banda no se andaba con medias tintas y era capaz de cargar contra Elvis o contra quien hiciese falta. «Vivid» es un disco que suele retornar más de una vez a mi equipo de música, y que suelo disfrutar tanto o más que el primer día. Pero la noticia es que después de un puñado de años, ocho si no me equivoco, por fin tenemos nuevo disco de Living Colour, el sexto en su carrera, rodeado de problemas con compañías discográficas, hasta que por fin hemos podido disfrutar de nuevo de los riffs de Vernon Reid y del resto de la banda, en un disco donde por supuesto, siguen manteniéndose fieles a su cóctel sonoro, deudor de la mejor música negra y también del hard rock más afilado y contundente.
El disco se abre con una potentísima «Freedom of expresion (F.O.X.)», un riff marcadísimo, y un sonido muy clásico, con un Corey Glover bordándolo en la voz. Se marcan un contundente «Preachin Blues» de Robert Johnson, sacando a relucir su vena blues sin perder ni un ápice de dureza. «Come on» mezcla a la maravilla guitarrazos y ritmo funk, con la batería de Will Calhoun como protagonista y un Reid que no se queda ni un solo segundo atrás. En «Program» podemos escuchar al rapero Scarface tarareando el riff de «Cult of personality», hasta que la guitarra de Reid pone orden, para dar forma a esta canción donde se enredan en ese funk metal que tan bien tocan. Por cierto, ¡vaya solo!. «Who shot ya» de Notorius B.I.G. y su alegato contra las armas, es quizás la canción que menos me dice de todo el disco, porque el rap y yo, por mucho metal que pueda llevar implícito, nos cuesta reconciliar.
Vuelven las aguas a su cauce con «Always wrong», un sui generis medio tiempo del que disfrutar una y otra vez sobre todo con la voz de Glover, que se encuentra en un estado de forma brutal. «Blak out» permite el lucimiento del bajo de Dough Wimbish, en una canción oscura, que recuerda a ratos a aquellos grandes tiempo de FNM. Potencia con «Pattern in time» donde sacan a relucir su vertiente más hardcore con ese sonido crudo que le dan a la canción. Blues a raudales con «Who’s that» y ese trombón de Big Sam que suena de maravilla. «Glass teeth» vuelve a recuperar el hard rock clásico como arma fundamental mientras que a «Invisible» lo revisten de soul rock, que a mí personalmente, me vuelve loco. La potente visión del «Inner city blues» de Marvin Gaye nos va llevando de la mano hasta el final donde nos encontramos con «Two sides» que dice adiós a esta maravilla de disco, será que yo me rindo ante estos tipos, pero amigos, como he disfrutado con su nuevo disco.
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