Gracias a internet, me puedo dedicar muchas veces a indagar lo que se cuece en los reductos rockeros de este país, en el que alguien y es capaz de pegarse un tiro en el pecho con una escopeta para hacernos creer que aquello de cualquier parecido con la ficción es pura realidad. Si, este país este, que cada uno vemos de una manera diferente y en la que yo no voy a entrar ahora, faltaría más, que viendo los botarates que en televisión cobran una pasta por proclamas incendiarias o leyendo el Twitter de Toni Cantó… espera, espera, donde coño voy, que me voy por las ramas, y según el doctor, desde que estoy limpio esto no me debería de suceder. Vuelvo al comienzo, pues que me gusta escuchar bandas que salen de cualquier rincón de nuestra geografía y la verdad, es que ahora, esto se vuelve fácil, porque antes bien jodido que era, con deciros que ahora estoy pillando discos de bandas que conocía de oídas hace casi treinta años. Mi búsqueda da a parar a Quintanar de la Orden, y me encuentro allí con un trio que se ha marcado un ep que casi me tira de espaldas y lo que es pero, me tira la cerveza por encima.
Dicen estos tres elementos llamados por sus padres, Rober -bajo-, Miguel -batería- y Josué -guitarra y voz-, que son afiliados al loop, la paranoia y los encuentros a la tercera fase, cosa que se comprende cuando luego declaran su amor a la cerveza y las buenas hierbas. Ya me caen bien estos tíos, que me caen mucho mejor en el momento que comienza a sonar la primera de las cinco canciones de las que consta este ep titulado como la propia banda, Vertical, un ejercicio de rock clásico, influencia de los 90 y ritmos pesados heredados del stoner. Los de Toledo (Castilla La Mancha, que si fuese Toledo , Ohio, seguro que más de uno decía, ah si, me suenan, son buenos) se han marcado un disco que cuesta creer que sea su debut discográfico, aunque ninguno de los tres son novatos en esto.
Primero quiero destacar la fantástica portada que da vida a este disco, con este toque psicodélico, esa sensación de vértigo y vacío. Comienzan la andanada con «Nothing to lose», brutal, despiadada, con una base muy potente, riff marcado. En «Country random» de nuevo detaca la fuerza de la batería, ese estribillo y la agresión permanente de la estrofa, un trallazo para el directo. «Godspeed you, desert» tiene un rollo más rockero, pero pasado de revoluciones, estos tipos no dan pie al descanso. «Nº6» marca muy bien los ritmos (me repito y me reitero, ¡vaya trabajo el del batería!). Cierran a base de potencia con «Payback», destacando la voz. Un grandísimo trabajo el de estos tipos que escuchas una y otra vez sin parar.
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