Cantaba Freddy Mercury poco antes de dejarnos que el show debe continuar, pero yo diría que no a cualquier precio o circunstancia. Vivimos un cambio generacional que se está llevando por delante a muchos de nuestros héroes musicales, la parca no perdona y la final los viejos rockeros si que acaban muriendo, físicamente, claro está, porque su alma en forma de canción permanece inmortal y resucita cada vez que algún altavoz grita con fuerza alguna de sus canciones. Y aunque los echamos de menos, y las discográficas, esas a las que tanto les cuesta apostar por nuevas bandas que mantengan vivo el sueño del rock and roll, nos ponen frente a las narices recopilatorios póstumos, grabaciones perdidas y encontradas o vete a saber tu el que, para que nuestros bolsillo se resientan, mientras nos repetimos aquello de «sarna con gusto no pica», mantienen vivo el negocio, que a fin de cuentas, también forma parte del mundo de la música.
Pero hay cosas por las que yo al menos, no estoy dispuesto a pasar. Si hablamos de voces y heavy metal, mis lagrimas (y seguro que las vuestras) recuerdan a Ronnie James Dio. Su legado musical es enorme, tanto en solitario como con Rainbow y Black Sabbath, algo que jamás nadie se puede atrever a cuestionar. Además no solo era un grande por su forma de cantar, por su voz, también por su forma de ser. Recuerdo una anécdota, allá a principio de la década pasada. La madrileña sala Macumba acogía en directo a Dio y su banda. Un público tocado por emociones, cantando cada canción, con ese hipnosis escénica que solo los elegidos son capaces de ejercer sobre la audiencia. Delante mía, alguien saca una cámara de fotos (aquellos días en los que el teléfono móvil era un ladrillo que no hacía fotos) para inmortalizar el momento, a pesar de los intentos de uno de los tipos de seguridad por evitarlo. Ronnie James Dio se percata desde el escenario, se coloca frente a él y posa con su imborrable e inolvidable figura, señal de los cuernos incluidos, hasta que ve el flash de la cámara desaparecer y la cara de satisfacción del fan. Si ya, este que escribe era un seguidor irredento del vocalista, desde ese momento, juré rendirle pleitesía hasta el final de mi tiempo.
Por eso reconozco que me molestó bastante aquello de Last in Line, principalmente porque Vivian Campbell que se dedicó buena parte de su carrera a despotricar de Dio en vez de sacar magia de su guitarra, decidiese apuntarse al carro. Pero bueno, a fin de cuentas era algo previsible, teniendo en cuenta que el irlandés se ha convertido en un asalariado de Def Leppard, en el que pinta más bien poco. Pero ya lo del jodido holograma, me parece no solo un timo, sino un insulto a la memoria de Dio y al público rockero en general. Pagar una pasta por ver unas imágenes pregrabadas en lo que se supone que es un concierto (como cualquier reality show televisivo en el que el talento precisamente es lo menos importante) ni siquiera soy capaz de concebirlo. Supongo, que si este engendro sale adelante, es precisamente porque hay demanda, porque habrá gente que pase por caja, y evidentemente, cada uno es libre de gastar su tiempo y dinero en lo que le de la gana, pero yo sigo sin pillarle la gracia. Soy de los que saca la cara cuando la gente crítica el estado actual del heavy metal, pero esta vez reconozco que agacho la cabeza y consiento a las críticas, no tiene sentido arrastrar un legado, una leyenda por el simple motivo económico. Conmigo que no cuenten, que nadie intente convencerme, no en el nombre de Dio, no a mi costa.
Te botaste Macho. Sí esto funciona, de aquí a que el mercado de los bobos deje de ver bandas reales para pagar millonadas por reuniones imposibles (RAMONES por ejemplo) faltaría poco. Pero lo grave no es la avaricia de la industria que financie estos esperpentos, ni la tontería del público, sino la participación los mismos músicos en Canarias su propia tumba.
¡Salud! Y que esto no sea más que un susto.
No hay fan más acertado que yo para decir, que esto que sucede excede las expectativas, que mi DIOs haya forjado estás ganas de volver a escuchar su voz en vivo, y que se haga una gira mundial es abrumador.
Hay que disfrutar, no hablar boludeces. DIO es inmortal y esto lo demuestra. Espero ansioso el holograma, ya que sería la 5° vez que vería a Ronnie