Existen únicamente dos tipos de espectadores: los que quieren ver siempre la misma historia y los que buscan algo distinto. Así de simple. Dentro del primer grupo encontramos a las personas que desean ver un cine siempre con una estructura (presentación, desarrollo y desenlace) y unos personajes (el bueno, el malo y la chica) muy similares. Eso les hace establecerse en un área de confort. Nada de sobresaltos ni sorpresas. ¿Por qué te crees que hay tantos tráilers que te cuentan prácticamente todo lo que ocurre en la trama? ¿Por qué crees que publicitan una película con frases como “De los productores de…” o “Del director de…”? Para que el espectador sepa qué se va a encontrar. Hay personas que tienen muy claro lo que les gusta y desean ver siempre la misma película. ¿A alguien le interesa a estas alturas realmente otro remake de La momia?
Los que tenemos hijos sabemos que a los niños les encanta ver una y otra vez las mismas películas. Adoran recrearse en historias que se saben al dedillo. Necesitan que todo esté bajo control y dentro de unos parámetros en los que se sienten seguros. Todo ello lo saben los listos de Hollywood y ello está llevando a una peligrosa infantilización del cine comercial en las últimas décadas. Las películas del cine comercial parecen cada vez más malas fotocopias de un desgastado folletín con efectos digitales de última generación. Yo cada día valoro más que una película se salga de los márgenes convencionales y me sorprenda. Quizás por eso me gustó tanto Upstream colour.
Tras estrenarse en la dirección con una auténtica película de culto como es Primer, Shane Carruth tardó demasiado (9 años, ni más ni menos) en elaborar su segunda película. Viendo el resultado a uno le entra la duda de si no es mejor tardar casi una década en un proyecto así de personal antes que rodar una tontería tras otra cada 2 años. Se dice que Hollywood tentó a Carruth con llevar a cabo un proyecto que llegó a estar bastante avanzado pero que finalmente no vio la luz. Carruth no estaba dispuesto a perder ni un gramo de libertad creativa. Carruth parece ser un director perfeccionista hasta límites insospechados, su historia requería de todo este tiempo y mucha implicación personal. Carruth ha sido totalmente independiente y ha tenido control absoluto de su obra gracias a que se la ha financiado él solito con ayuda de amigos y crowd founding. Él es el padre del film en todos los sentidos y el único responsable del resultado final. Ha sido escritor, director, montador, músico, actor y fotógrafo de su película. Ahí es nada.
Upstream colour es una cinta distinta a casi todo que hayas visto. Upstream colour no le debe nada a nadie ni toma premisas de otras historias. Es única y con un universo propio en el que no es fácil penetrar pero del que, una vez dentro, es imposible sustraerse. Un film hecho con mucho mimo y mucho respeto por el noble arte del cine y, cosa nada despreciable, por el espectador.
Carruth afronta una ciencia ficción adulta, nada de cachivaches infantiloides, y casi filosófica. No lo pone fácil al espectador que decida dar el paso, dando información a cuenta gotas y de forma confusa. El cómo que es más fascinante que el qué. Upstream colour es un rompecabezas con gusanos, cerdos, flores y un ladrón. No es fácil en un primer visionado. Todo parece estar conectado pero las pistas no son evidentes para el espectador. Una vez más, estamos ante un film que nos obliga a estar atentos a los detalles y a reflexionar sobre lo que estamos viendo a cada momento. Puede que las conclusiones que saquemos no tengan sentido o puede que no lleguemos a ninguna conclusión, pero el viaje es fascinante.
Carruth elabora un film absorbente, con un ritmo que se acelera y se ralentiza varias veces pero que nunca deja de sorprender. Las bellas imágenes y su arriesgado montaje contribuyen decisivamente a ello. El sonido y la imagen se fusionan de forma casi mágica para darnos un film de una gran belleza y originalidad. Me recordó en algún momento a la fallida El árbol de la vida, película a la que supera con creces ya que Upstream colour tiene un significado y un claro final, amén de no durar 3 horas.
Aquí os dejo mi interpretación de Upstream colour (OJITO, SPOILERS):
Un gusano produce una sustancia que provoca una conexión mental entre las personas que la ingieren. Dicha sustancia se puede usar también para anular la voluntad de las personas. Un hábil ladrón introduce el gusano que produce la droga en el cuerpo de sus víctimas para apoderarse de su voluntad y robarles el dinero. Manteniendo su mente ocupada con sencillos trabajos manuales o aprendiendo textos de memoria y alimentándoles a base de agua fría, el ladrón consigue apoderarse del dinero de sus víctimas y desaparece. Las aturdidas víctimas quedan indefensas y todavía con el gusano en su interior. Atraídos por un zumbido acuden a una granja en la que un ingeniero de sonido cuida cerdos. El ingeniero/granjero traspasa el gusano a un cerdo, creando un vínculo entre cada víctima del ladrón y un cerdo concreto. Una vez devueltos a su vida normal, las víctimas del ladrón deben rehacer sus vidas, tarea nada fácil con importantes lagunas de memoria y ciertas secuelas como recordar de pasajes enteros de libros que no recuerdan haber leído. El vínculo creado entre víctima y cerdo es duradero, por lo que los humanos sienten las emociones de los cerdos sin ningún motivo aparente. Sin embargo, otro vínculo más se forma entre otras víctimas del mismo ladrón. Los protagonistas se sentirán atraídos el uno por el otro, sin saber el motivo. El trauma vivido les une de tal modo que hasta confunden sus recuerdos.
El granjero arroja al río a los cerdos, la sustancia creada por el gusano llega hasta unas extrañas orquídeas azules de las cuales saldrá el gusano. Así se cierra el ciclo de la vida, en el que unos son víctimas y otros parásitos.
Todo ello nos lleva a unas cuantas reflexiones que incitan a un debate apasionante: ¿Es el granjero una metáfora del Estado que controla a los ciudadanos? ¿O es una metáfora de Dios? ¿Existe realmente la libertad? ¿Podemos hacer algo por cambiar nuestro destino?
FIN SPOILERS
Resumiendo, con solamente dos películas en su haber, Shane Carruth se perfila como uno de los directores más interesantes de las últimas décadas.
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