La fama o la popularidad, pueden ser efímeras cuando el vehículo conductor es un rodillo que no le importar triturar en pos de sus propios intereses. Hace mucho que no escucho los 40 principales, la verdad, realmente, no es que lo haya escuchado demasiado, pero en tiempos en los que utilizaba con asiduidad el transporte público, o cuando tenían programas televisivos, más o menos sabía lo que emitían sus emisoras. Ahora, de lo poco que he escuchado, no me gusta casi nada, es cierto que el pop parece ir a la deriva en las radiofórmulas que cambian de chaquetas en cada temporada. Celtas Cortos fue un asiduo de esta cadena, y eso les proporcionó llegar lejos, mucho, a pesar del reparo de más de uno. Que si eran celtas, que si no, que si tal o si pascual, como si Celtas Cortos hubiesen pretendido alguna vez ser Gwendal, lo suyo era otra historia, otro propósito. Reconozco que aunque conecté con ellos desde aquel primer disco, y que su «Nos vemos en los bares» es uno de mis directos preferidos del panorama estatal, he ido disfrutando con más intensidad la propuesta de la banda con el tiempo. El rock siempre ha tenido un poco de reparo con ellos, como con casi todo lo que suena en exceso en las radiofórmulas, que no es malo sonar allí, aunque muchos se quedaron en la gracieta de cantar tranquilo majete que en el mensaje en si que el grupo siempre ha transmitido en sus letras. Porque Celtas Cortos es una banda divertida, su faceta folk le lleva a ello, pero también con conciencia social y un mensaje directo en sus canciones.
Muchos años acumulan ya al pie del cañón, a pesar de un pequeño parón, fruto del gasto y desgaste que el roce termina proporcionando y erosionando. Pero la vuelta a las andadas, para regocijo de sus fans, ha sido frecuente. Así, que se presentan con el formato banda/orquesta, con cesión del importe de las entradas de este concierto para una ONG, que junto a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, grabaron en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Y este cd/dvd de sobria presentación es una maravilla acústica, en el que se intercalan grandes éxitos, temas de épocas antiguas y otros más recientes, con una banda que en un formato más calmado junto al buen hacer de la Sinfónica Asturiana van desgranando cada canción, con la clase que muy pocos son capaces de tener. 16 canciones para disfrutar del grupo, para reflexionar con sus acertadas letras, para recordar viejos tiempos y no perder de vista los nuevos. ¿Que al dvd le falta espectacularidad escénica?, no creas, los músicos que lo pueblan lo llenan de sobra a base de estímulos sonoros.
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