Algo que nadie puede discutir es que la principal misión del arte es ser capaz de transmitir emociones, de escudriñar en los sentimientos y producir sensaciones, que pueden llevar desde la emoción a la repulsión. Una serie de imágenes puede evadirte hasta parajes maravillosos o mostrar la crudeza más propia de la conciencia humana, nadie dicta las normas de lo que se debe establecer, o más bien, nadie debería hacerlo. Puedo sentirme atraído por aquello capaz de inundarme de paz, también por aquello diseñado para que mis venas sean recorridas por un cúmulo desproporcionado de energía que me haga gritar y saltar, pero también por aquello que puede llegar a ser perturbador, que sea capaz de introducirte en un caos controlado, premeditado, del que no desees buscar la salida de ese infierno particular en el que ardes sin deseos de escapar, ni de agarrarte a ningún clavo de salvación, que te ofrezcan en ese preciso momento, porque el disfrute hierve en distintos calderos, según el fuego aportado.
Me produce esa perturbación la música de esta banda danesa, formada en 2012, que factura un noise rock oscuro, con un saxo que reproduce todo ese sentimiento de inquietud. Ellos nombran como influencia a gente como Suicide, Can o Amon Düül, y realmente, es esa mezcolanza de oscuridad, esquizofrenia y transgresión lo que se transmite en las cinco canciones de este nuevo lanzamiento del grupo de Århus. Formado en 2011, estos narcosatanicos que se esconden tras esos ritmos desquiciados son Victor Kim – Guitarra y voz, Tobias Holmbeck – guitarra y voz, Kasper Skotte – guitarra, Zeki Jindyl Søgaard – Saxo/
«Vile» suena extremadamente potente y ese saxo saca el brillo de locura que todos atesoramos, mientras la continua oración de inframundo, esa eucaristía punk, travestida de los instintos más bajos de Bauhaus se mete por cada fisura de tu cerebro. «Mania» es un jazz de barrios bajos y sórdidos, que se va transformando en un decadente derroche de potencia. Continua la ceremonia de la destrucción con «Television dreams», tan indescriptible como enrevesada. «Matamoros» se desarrolla dentro de la tensa calma que transmite esa línea de saxo, llevándonos hasta «Void king» que cierra este disco, que sinceramente, me ha sorprendido muchísmo, un disco extraño, nada fácil de asimilar para la mayoría pero que atrapa y engancha, en el momento que tu mente se pierde en sus desvaríos.
0 comentarios