La formación británica Haken publicó en el pasado mes de abril su cuarto disco en estudio, Affinity. Haken es un grupo que, a pesar de su –relativamente- corta trayectoria, se ha cosechado un merecidísimo reconocimiento por parte de sus seguidores, por lo que ahora el sexteto observa el panorama progresivo asomado a una suerte de baluarte.
Como ya he comentado en anteriores ocasiones, reseñar un disco de una banda conocida no es tarea sencilla, pues para eso es menester traspasar ese halo etéreo que otorga la fama, hacer caso omiso al nombre y enfocarse en la música en sí y llegar al fondo último de la cuestión sin dejarse guiar por otros dictámenes, para exponer una opinión subjetiva –valga la redundancia- y objetiva a la vez. Así que así ha sido reseñar este disco de Haken; un pequeño desafío.
Con Affinity los británicos cambian de tercio; evaden un poco esos estilos de los grupos que les marcaron en sus inicios y se decantan por mostrar otras facetas. Así que no es esperable un The Mountainni nada similar. También he comentado que, a grandes rasgos, Haken son –o eran- una mezcla entre los neoyorkinos Dream Theater y los también británicos Gentle Giant, comparación muy simplista y variable según cada uno. Pero el caso es que en Affinity esas dos influencias están ya muy borrosas, y se suma la vertiente Leprous al sonido.
Cuando publicaron su EP Restoration, algún seguidor comentaba que realmente no era nada nuevo, que se habían acomodado en su propio estilo y que parecía que ya no querían llegar al estudio sin sus patrones ya preestablecidos. Affinity evita el levantamiento de las voces que consideran el estancamiento de un grupo como algo negativo. Affinity se encuentra ante un nuevo frente: será retado por muchos juicios que lo encuentren demasiado Leprous y ya no distingan el sello de Haken entre esa corriente leprousiana. Pero sea como sea, lo cierto es que Haken ya se codea con los “grandes nombres” y se ha consagrado como uno de los mejores grupos del rock y metal progresivo actual.
Cada vez que veo la portada de Affinity, no puedo evitar acordarme del artwork de Long Distant Trip de los alemanes Samsara Blues Experiment. Creo que ahora, escuchando el disco, esta idea se corrobora. Aunque musicalmente sean distintos, pues Samsara Blues Experiment juega con una mezcolanza de rock psicodélico,stoner rock y blues, ambos trabajos despiden ese aroma setentero u ochentero, y ambos aplican una visión más actual sobre los grandes referentes de tiempos pasados, quienes dieron bautizo al género.
El punto de partida de este disco es “affinity_exe”, como si se tratara de una aplicación. De hecho, en la web de Haken (http://hakenmusic.com/haken-album-four-press-release) se van desglosando una serie de códigos y de textos encriptados, como si fuera un Sistema Operativo (de versión 4.0.1), al estilo del Sistema Operativo Linux de la década de los 90. Después es el turno de “Initiate”, en el que se hace patente el influjo de Baard Kolstad (baterista de Leprous desde 2014) sobre Raymond Hearne (homólogo en Haken). Pronto se hace alarde del juego coral que tan bien se le da a Ross Jennings y compañía. El tema se desenvuelve con proporciones más metaleras hacia los últimos minutos para volver a intercalar tonalidades más melódicas.
Tras este inicio que, aunque no es malo, deja bastante que desear sabiendo cuál es la calidad compositiva a la que Haken puede llegar, es el momento de “1985”, el cual sí mejora el baremo global que se tiene de Affinity. “1985” entra ya en ese encuadre retro que dirige parte del entramado sonoro de Affinity. Aunque por su inicio el tema puede parecer diferente, pronto deja paso a unos Rush ochenteros. Como es el caso del álbum Power Windows –de 1985, curiosamente-, al que pertenece, por ejemplo, la conocida canción de los canadienses “Manhattan Project”. La ambigüedad que manifiesta es interesante, porque por una parte mezcla la faceta más ochentera con la más actual, siendo Diego Tejeida a los teclados y Hearne a la batería los dos protagonistas.
Antes de la llegada de otra de las grandes apuestas del disco, se encuentra “Lapse”, en el que el regusto que dejó “1985” se corta; pues ‘Lapse’ opta por una corriente más electrónica y menos clásica. En el principio presenta una base más post-rock al estilo de Long Distance Calling o de Exxasens, después añade una parte intermedia más ambiental y con arreglos vocales, tras la cual se va acelerando a un medio tiempo en el que Leprous hace presencia.
“The Architect” es el culmen de Affinity, una pieza completísima que aúna diferentes movimientos: desde un metal progresivo herencia de Dream Theater a secciones más rock progresivo de Mike Oldfielden Tubular Bells pasando incluso por un krautrock desinhibido a lo Kraftwerk. Todo ello aderezado con más que interesantes arreglos vocales y calculados cortes instrumentales, despliegues percusivos, ejecuciones depuradas y enrevesados compases. En “The Architect” aparece Einar Solberg, vocalista y frontman de la formación noruega Leprous, como invitado.
Como dice el refrán, “no todo el monte es orégano”, y en Affinity, la prueba de ello es “Earthrise”. El tema mejora a partir de los últimos dos minutos, pero sigue sin ser destacable. En “Red Giant” el protagonista indiscutible es la batería. Un trabajo complejísimo, que sólo un ingeniero de la partitura puede efectuar.
Las tres grabaciones estrella de este disco son “1985”, “The Architect” y “The Endless Knot”. Totalmente diferentes las tres; pues “1985” recoge el influjo de Yes o de Rush de hace tres décadas, expresando esa clara intención a base de sintetizadores. “The Architect” es la pieza que más se acerca al math metal. Mientras que “The Endless Knot” recurre al sonido clásico de Haken de siempre, y ahí el sexteto ha impreso su distintivo.
Para finalizar, “Bound By Gravity” cierra el disco exhibiendo de nuevo una amalgama de ritmos que no lo encasillan en una balada, y tampoco lo sitúan en una canción rockera. La línea melódica recuerda a la de los británicos Anathema o a la de los neerlandeses Huis.
A grandes rasgos, Affinity supone un giro en la dirección compositiva de Haken. Aúna influencias hasta ahora desconocidas y aquí se han preferido subrayar unas facetas en detrimento de otras – por ejemplo, el papel de la batería se acentúa -. Affinity es un paso diferente, lo que va a suscitar reacciones opuestas por parte de los oyentes.
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