El 29 de enero, los neoyorkinos Dream Theater nos hicieron llegar su decimotercer trabajo en estudio. The Astonishing se presenta como un doble disco conceptual que gira en torno a una batalla épica con el consiguiente enfrentamiento entre dos bandos: ‘The Great Northern Empire’ y ‘The Ravenskill Rebel Militia’. La historia que relata The Astonishing está ambientada en el año 2285, en un futuro dominado por máquinas que han sometido la libertad humana a la caprichosa voluntad del Imperio. El libre juicio individual ha estado doblegado durante generaciones a los designios del Emperador. Asimismo, hay una temática subyacente: la industrialización desmedida que puede abocar a la Humanidad a la anulación de su raciocinio. En este álbum, el quinteto desarrolla una trama futurista y ficticia pero que deja también una moraleja: si nos rendimos a una vida robotizada en la que seamos meros peones de una sociedad sin virtudes, si formamos parte de un colectivo de ética estéril, pagaremos finalmente las consecuencias. El símil que Dream Theater emplean es la música; la música hecha por humanos y, en contrapartida, aquélla totalmente electrónica.
La historia de es una historia de rebelión; los habitantes de la villa Ravenskill han conseguido hackear los implantes biomecánicos que llevan incrustados desde hace generaciones en los cerebros de las personas. De ese modo han provocado una interferencia en el funcionamiento de los NOMACS, que son drones al servicio del Emperador Nafaryus. “La gente ya no tiene tiempo para la música” – dice Arhys, de la Milicia de Ravenskill, en la canción “The Gift Of Music”. El punto clave de esta revuelta es El Elegido, Gabriel, quien posee la habilidad de reproducir un sonido prohibido, una melodía capaz de “romper los grilletes de la mente”. Así, siempre se hace referencia a la música. Dicho esto, añado que Faythe, hija del Emperador Nafaryus, es quien pasa de un bando a otro, y pasa a engrosar las filas de la Milicia Rebelde. Y no creo que sea una casualidad que precisamente se llame Faythe, ya que el nombre suena igual que faith (fe). Es en el tema “Act of Faythe” en el que Faythe se decide a formar parte de ese bando rebelde y a dejar atrás a su familia. “Mi reproductor de música, un refugio al que puedo acudir” – canta, haciéndose de nuevo hincapié en la necesidad de escuchar para sembrar los vientos del cambio.
La obra con la que Dream Theater encaran este 2016 es ambiciosa, un trabajo compacto y bien cohesionado como hacía tiempo no mostraban. Renovar el sonido de un grupo no es fácil, máxime si éste lleva trece discos publicados a cuestas y si llevaba tiempo enclaustrado en sus propios patrones y compases. Tras este ostracismo que ha provocado que muchos de sus seguidores no confíen en ellos y que reaccionen asépticamente ante un nuevo disco, Dream Theater consiguen ahora salir de la senectud compositiva y dar un toque de frescura a su nombre. No obstante, creo que éste es el álbum del quinteto que más disparidad de opiniones va a producir, y van a ser bastante opuestas las unas de las otras. Esto puede deberse a que el cambio es tan radical que nadie esperaba que Dream Theater se alejaran tanto de su propia media. Como es obvio, también, la firma de Dream Theater es imborrable, y yo diría que The Astonishing se aproxima a veces a Octavarium más que a ningún otro trabajo. Pero recalco lo dicho: The Astonishing es un intento por salir de la monotonía, lo que no tiene por qué significar que la fórmula final sea acertada.
Enfocándome también en los aspectos positivos, creo que el trabajo de James LaBrie a las voces es el mejor desde hace bastantes años, y que The Astonishing no es sino un álbum en el que LaBrie se luce, porque interpretar ocho personajes distintos no es tarea sencilla. Además de LaBrie, el quid de la obra recae en Jordan Rudess, quien a base de pasajes de teclado, guía todo el entramado de este trabajo concebido en formato operístico. Su papel es importante ya en la into “Descent of the Nomacs”, en “Dystopian Overture” y en otros tracks como “The Path That Divides”, “Machine Chatter”, “Power Down” o “A Better Life”.
Mike Mangini es otro eslabón que ha influido en el sonido de esta ópera rock, porque la batería fue grabada antes de que LaBrie hiciera lo propio, al contrario que en A Dramatic Turn of Events, por ejemplo, en el que las partes de batería estaban ya programadas antes de la inclusión de Mangini en la banda; por lo que aquí Mangini ha tenido algo más que ver en el proceso de creación; las canciones estaban ya compuestas y escritas, pero condicionó algo el tono o modulación de LaBrie al grabar antes que él. Por otra parte, es John Myung quien pasa desapercibido; lamentablemente, no se presta demasiada atención al bajo en cada uno de los temas. John Petrucci ideó la trama y compuso las canciones. Y además de ello, nos obsequia con buenos solos de guitarra, como en “Begin Again”.
Bien, como decía antes, el hecho de que The Astonishing intente salir de la monotonía no significa que su fórmula sea la acertada. Para empezar, digo esto por su excesiva duración, lo que unido al abuso de baladas y de ritmos pausados, desvía la atención del oyente en esas 2 horas y 10 minutos. El cómputo global mejora en el segundo acto, donde se intenta ese equilibrio entre rock progresivo y metal que nos cautivó a muchos desde los inicios de la banda. Por ejemplo, “Moment of Betrayal”, que en su adelanto sonaba algo más frío, pero que es importante para seguir el hilo narrativo del conjunto, y que encaja como una pieza de rompecabezas.
El problema es que escuchar ambos discos, uno tras otro, y mantener la atención ante lo que uno está escuchando es tare ardua; ya lo es durante la segunda mitad del primer acto. Así que la escucha seguida de los dos actos se hace muy cuesta arriba.
0 comentarios