A la espera de que The Dead se encargue de poner punto y final a esta tercera temporada de Vikings, y si bien podría haber esperado a su finalización para hace un análisis global de lo que ha sido y sus esfuerzos para mantener a la serie a la altura de lo que habían sido dos temporadas anteriores absolutamente gloriosas, este doble episodio, ya que no podemos hablar de uno sin tener en cuenta lo acontecido en el anterior, merece los honores de tener un apartado especial.
La grandeza de To the Gates es comparable, o incluso superior, a cualquier otro gran momento vivido con anterioridad en este especial juego de tronos escandinavos, y es que este París para Ragnar, tras la desaparición de la única persona que realmente le ha interesado, se convierte en un enclave especial para su ya maltrecha razón de ser, y es precisamente a las puertas de ese lugar mil veces soñado cuando decide poner en manos del arquitecto Floki la colosal tarea de traspasar esas murallas imposibles de traspasar a menos de que sean realmente los dioses los que le guíen en, por fin, una clara muestra de que los dioses verdaderos son los que abren las puertas del Valhalla.
Y es aquí, en esta partida planteada, en esa particular lucha de dioses en la que cada cual sirve al suyo y aprovecha al máximo ese embrujo capaz de exaltar los ánimos de los simples mortales, dónde se nos plantea el asedio de la capital y con ello a lo largo de casi una hora nos topamos con los mejores momentos de esta irregular tercera temporada, y es que ya desde la planificación, con las más que magnificas secuencias en las que se nos muestra el poder creador de la mente de Floki con la flota preparada para entrar en acción, hasta los momentos del asalto de la ciudad dónde todo encaja a la perfección como si de un engranaje suizo se tratase, tienen un lugar reservado dentro de los mejores momentos de esta serie que merece militar en la misma división que la aclamada Juego de Tronos.
Una primera batalla con un claro desenlace que tras una breve tregua para reponer fuerzas dará paso a un segundo intento, de menor intensidad aunque con más posibilidades de éxito, y es justo en ese momento cuando emerge, cosa que ya se veía venir la figura de Rollo, al que en caso de confirmarse una nueva temporada, todos los imputs le señalan como el sucesor de un Ragnar dubitativo enfrascado en su particular guerra interna ahora que su amigo cristiano ya no está a su lado mientras dirige sus pasos de manera opuesta a sus hermanos de sangre hasta llegar a una espectacular escena final del penúltimo capítulo de esta tercera temporada que abre las puertas de par en par a un magnífico final de temporada, y veremos si también de serie, en el que se tendrán que cerrar varias carpetas, y una de ellas es la de Wessex, pero para ello tendremos que esperar todavía unos días. Mientras, nada mejor que volver a recordar las memorables escenas de este doble episodio con el que Vikings ha vuelto a alcanzar ese nivel de excelencia que ya nos mostró con anterioridad.
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