No sé, pero es posible que el hecho de que desde hace unas semanas el apocalipsis gore de Z Nation lleve unas semanas campando a sus anchas, dejando un rastro de sangre y vísceras a su paso, tenga algo que ver con ese retorno a lo grande de The Walking Dead, después de una más que lamentable cuarta temporada que, sumada a la soporífera segunda, nos hacía bajar, y mucho, el listón de una serie que, tras el visionado de los primeros seis capítulos, se hacía presagiar como redonda de principio a fin.
Una serie que cayó en picado en la segunda temporada, cuyos hechos acontecidos en la granja que acabaron dando forma a una notable tercera, donde la aparición del Gobernador acabó desembocando en una magnifica confrontación final donde todo saltó por los aires y que, por desgracia para nosotros, nos llevó directos a esa cuarta temporada con quince capítulos insufribles y uno, el último, donde el listón volvió a subir a niveles que ya no recordábamos. Y es precisamente ahí, encerrados en ese vagón en el interior de Terminus, donde da inicio No Sanctuary, primer capítulo de la quinta temporada de The Walking Dead, y ante nosotros se nos aparece lo mejor de la serie en mucho tiempo, y es que por fin se dejan de tonterías y se nos muestra con crudeza extrema esa sucia lucha por la supervivencia del ser humano cuando desprovisto de cualquier sentimiento, sólo es capaz de seguir el camino de seguir a sus más bajos instintos, que le hacen cruzar la frontera entre lo razonable y la sinrazón, y eso queda grabado a fuego en la mejor secuencia de los últimos años de la serie, cuando un bate de béisbol y un cuchillo, sin olvidarnos del amplio recipiente, consiguen recrearnos esa crudeza que hacía tiempo eran incapaces de mostrarnos los diversos zombies que de vez en cuando se daban una vuelta por la pantalla.
Terminus, que en un principio era la esperanza a la que aferrarse, acaba siendo ese No Sanctuary que por obra y gracia de Carol, esa que nunca debieron dejar en un segundo plano, ya que es de largo lo mejor de The Walking Dead, acaba saltando por los aires, y donde el grupo, ya reagrupado, vuelve a tener los ojos inyectados de sangre y de nuevo es capaz de hacer frente a cualquiera que se le ponga por delante. Y es que, la ración de sangre, violencia y crudeza que a lo largo de los cuarenta primeros minutos de este inicio de temporada, les ha vuelto a poner las pilas, y que a la postre este No Sanctuary al final se toma un descanso y entre tanta oscuridad y violencia nos acaba mostrando ese magnifico reencuentro entre dos almas solitarias que están condenadas a buscarse. Sí, en medio de la desolación y esa enésima huida hacía la nada de ese grupo de supervivientes, destaca, y de que manera, ese abrazo encargado de hacerles olvidar el infierno vivido en lo que tenía que, bajo esas siglas mágicas de Sanctuary, ser un fin de trayecto que, a la postre no es más que el inicio de uno nuevo en búsqueda de la nada.
Fantástico primer capítulo que esperemos sea el presagio de una quinta temporada antológica.
¡Qué mal lo pasé!
Cuando a Rick se le cruzan los cables y se queda como pillado… Saltan chispas 🙂