bdLe toca el turno al que fuera mi disco favorito de Dylan, el que seguramente más veces he oído y el primero que compré. Tras el accidente de moto que casi le cuesta la vida, Bob Dylan regresó con un disco que le devuelve a sus orígenes.

John Wesley Harding es el octavo álbum del bardo de Duluth. En otoño de 1967, las canciones en las que había trabajado durante su largo y forzoso descanso llegaron por fin al estudio de grabación. El disco fue grabado de forma paralela al registro de numerosas canciones junto a The Band, finalmente publicadas en 1975 bajo el nombre de The Basement Tapes.

Con John Wesley Harding,  Dylan quería hacer un disco conceptual con una simple instrumentación de guitarra acústica, armónica, bajo y batería, y homenajear a los inmigrantes, fracasados, salteadores, estafadores y ladrones. Dylan siempre ha sentido fascinación por ese mundo; disfrutó de lo lindo con su papel en Billy The Kid junto a Kris Kristofferson, además siempre le ha gustado todo lo que tiene un regusto a los tiempos de la conquista del oeste. Se permite en plena era psicodélica desmarcarse de las tendencias con una obra de primera categoría.  John Landu escribió en Crawdaddy Magazine: «Para un álbum como éste publicado entre Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Their Satanic Majesties Request y After Bathing at Baxter’s, alguien debe tener mucha confianza en lo que está haciendo».

El disco comienza con el homónimo nombre de John Wesley Harding (en realidad sin g), un delincuente que fue asesinado mientras estudiaba leyes en prisión. La primera sesión de grabación sería desarrollada en el estudio A, propiedad de Columbia, y duraría apenas tres horas, durante las cuales se grabaron las obras maestras «I Dreamed I Saw St. Augustine», «Drifter’s Escape» y mi predilecta «The Ballad of Frankie Lee and Judas Priest».

El 6 de noviembre, Dylan volvería al estudio de grabación para grabar «All Along the Watchtower», «John Wesley Harding», «As I Went Out One Morning», «I Pity the Poor Immigrant» y «I Am a Lonesome Hobo». El 29 de noviembre se completaría el trabajo de John Wesley Harding en una última sesión. En el disco también se empiezan a hallar influencias religiosas en los temas “I Dreamed I Saw St. Agustine” y “The Ballad Of Frankie Lee And Judas Priest”.  Y si bien Dylan prefirió no extraer ningún single del álbum el tema más importante del disco es “All Along The Watchtower”, que Jimi Hendrix llevó a lo más alto con su apocalíptica versión. Asimismo  los U2 lo versionaron incluyéndolo  en Rattle and Hum .

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Dylan utilizo a Robbie Robertson y a Garth Hudson, ambos de The Band, para completar algunos arreglos en los temas y a Pete Drake en dos canciones con el pedal steel. La ensoñadora fotografía de la portada del disco  incluye a un Dylan que lleva la misma chaqueta que en la portada de Blonde on Blonde, flanqueado por dos miembros de los Bengali Bauls, músicos traídos por el mánager de Dylan, Albert Grossman, a Woodstock. Tras Dylan se sitúa Charlie Joy, albañil y carpintero de Nashville. Algunos rumores sitúan a miembros de The Beatles escondidos tras el árbol. Igualmente se incluía en el interior unas líneas escritas por Dylan, donde se narra la historia de tres reyes y tres personajes que aportan más datos a las canciones del disco. El álbum fue remasterizado y reeditado en 2003 usando una nueva tecnología, SACD.

La nueva versión elimina algunos detalles de la edición original y errores técnicos, por lo que es remarcable el hecho de que figuren dos ediciones distintas del mismo álbum. El artista Wesley Harding Stace tomó el nombre de John Wesley Harding para su carrera musical, al igual que Judas Priest toma su nombre del tema incluido en esta soberbia obra.

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Revisando a BOB DYLAN – Capítulo 8: John Wesley Harding

by: Laurent Berger

by: Laurent Berger

Tsi – Na – Pah estudió Bellas Artes y más tarde cocina. Actualmente recorriendo Andalucía vendiendo y comprando viejos vinilos. Apasionado del rock progresivo y del rock americano de los setenta. Colaborador en distintas revistas musicales y tiendas de música en la época donde se vendía música de verdad.

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