Ojo de Halcón es un superhéroe atípico dentro del universo Marcel. No tiene superpoderes más allá de una puntería espectacular. Clint Barton es humano al fin y al cabo. Un humano que ha sufrido las consecuencias de sus años como agente de Shield y como Vengador. Ha recuperado a su familia tras el lapso tras el chasquido de Thanos pero ha perdido su anonimato y, lo que es peor, ha cometido unos cuantos errores. Movido por la rabia actuó fuera de la ley bajo en nombre de Ronin (tal y como vimos en Endgame). Todo ello configura a un personaje de lo más interesante que debe asumir que se ha convertido en un héroe para el imaginario popular aunque él piense que no merece esa consideración. Por cierto, impagable lo del musical de Los Vengadores (Rogers). Pero Clint Barton está ya retirado, ahora es un hombre de familia que solamente desea disfrutar de la navidad con los suyos. Sin embargo, Ojo de Halcón se verá envuelto de forma involuntaria en una nueva aventura cuando su pasado regrese para pedirle explicaciones. Burton no es aquí el protagonista, más bien es el nexo entre lo ya conocido y la nueva generación de súper héroes. Así pues, Ojo de Halcón es un personaje secundario en la serie que lleva su nombre. Parece que su destino es ser siempre un secundario de lujo. La verdadera protagonista es la joven Kate Bishop, interpretado por Hailee Steinfeld, quien está llamada a ser el relevo generacional.
Ojo de halcón tiene su mayor referente a los cómics de Matt Fraction dibujados por el vallisoletano David Aja, tanto el tono desenfadado como la estética beben directamente de esta recomendable serie. Ciertamente, Ojo de halcón tiene más de Disney que de Marvel. Toda esa ambientación navideña es tan tan ñoña… por no hablar de ese chucho tan entrañable. Por cierto, me agrada que haya personajes con discapacidades, ya era hora de darles visibilidad a los discapacitados, no todo van a ser cuerpos perfectos. Bien por Disney, más vale tarde que nunca. Ojo de halcón es una serie desmitificadora, cierto, pero que también blanquea la violencia e infantiliza las tramas. Esos villanos de opereta y esas situaciones difícilmente creíbles son más propias de cualquier telefilm de Disney que de una película del Universo Cinematográfico Marvel. Los niños la disfrutan, pero los adultos le vemos demasiados agujeros argumentales. Casi todo en el primer episodio resulta forzado y poco creíble. La cosa mejora paulatinamente en los siguientes aunque las motivaciones de los personajes no están claras ni entendemos qué mantiene unido al dúo Barton/Bishop. Poco importa, la serie se deja ver y entretiene a los más pequeños gracias a unas solventes escenas de acción y algún que otro guiño. A falta de 2 episodios, la serie está siendo más que suficiente para pasar un rato aceptable para toda la familia.
Lo dicho, la infantilización del Universo Marvel.
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