Acabamos de entrar en el otoño y curiosamente una de las bandas más otoñales de los últimos tiempos lanzan nuevo disco. Los Fleet Foxes vuelven con «Shore», el que sera su cuarto disco de su discografía, algo que muchos no apostaban por ello.
Lo han tenido muy difícil tras haber creado previamente dos álbumes de enorme éxito y llevando de nuevo el folk a cuotas inimaginables. Cuando salieron «Fleet Foxes» en el 2007 y «Helplessness Blues», que se hizo esperar hasta el 2011, se puso de moda los sonidos pastorales y bucólicos , surgiendo bandas como Midlake y Decemberist, todas ellas dotadas de una creatividad exquisita que nos hizo saborear un buen puñado de álbumes. Luego tuvieron algo de sequía, o empacho de tanta bucolidad, por lo que la banda hizo una pausa hasta sacar “Crack-Up” en 2017. Un excelente disco que pasó algo desapercibido y no consiguió la gloria de sus dos anteriores.
¿Qué tenemos en este disco? Pues evidentemente lo mismo que en los anteriores, y menos mal que así es. Es lo que mejor se le da por hacer, construir composiciones basadas en delicadas armonías que van creciendo progresivamente hacia una explosiva majestuosidad con esa capacidad asombrosa de creatividad que tiene la banda. Escuchen “Maestranza” y verán de que les hablo, esa manera de cantar, envolver y explotar pocas bandas de este estilo lo consiguen.
El disco es un trabajo largo, son quince pistas, lo que le convierten el el disco de la banda con la mayor cantidad de temas. Esto puede ser algo tedioso a los que no son fans de esta manera de enfocar las composiciones, mientras que a los que aman la banda les parecerá corto y se alegraran de saber que el cantante, Robin Pecknold ha declarado que la banda le gustaría lanzar nueve canciones adicionales en el 2021. El disco se ha grabado en sitios tan distintos como California, Nueva York y París, hasta conseguir una colección de canciones genuinas que nos revela nuevos detalles con cada escucha. No es su mejor disco, pero tampoco el peor.
Fleet Foxes quieren probar cosas nuevas, y es algo que se agradece. Tanto si sus canciones son repetitivas, como si les gusta tontear con los finales épicos, siguen siendo una de las bandas de los últimos años, creadoras de paisajes ensoñadores que te elevan increíblemente. La portada sigue la senda de la pintura de Hiroshi Hamaya que decoraba su anterior trabajo «Crack-Up» . Lo que ves en la portada es donde te quiere llevar la banda, a un sitio con mucha agua, ya sean océanos o la que cae del cielo. Incluso hay una referencia al álbum Silver Jew,American Water.
No veo mejor banda sonora para estos días en donde las temperaturas se están suavizando y las hojas comienzan a caer dejando un manto de colores ocres sobre el suelo.
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