Cuando llegó la pandemia que nos ha obligado a quedarnos en casa y cerró los cines de todo el país, “Sonic” era la película que lideraba la taquilla. Una cinta que desde que vimos el “tráiler” hace meses nos hizo temernos lo peor, algo que podía ser de un nivel lamentable.
Una vez vista se confirman los augurios. En el capítulo positivo el largometraje no tiene ninguna pretensión, superando por poco la hora y media de metraje e intenta llegar a un público amplio, un ente indeterminado que le deje su buen rendimiento económico con un producto de fácil consumo y poca vocación de trascendencia, lejos de las epopeyas marvelianas o de DC, donde se intenta insuflar épica a cada uno de los planos, directores y actores reconocidos y homéricas tramas con planteamientos y desarrollos muchas veces “más grandes que la vida”. Comentamos lo de las productoras basadas en tebeos, pues nada más empezar “Sonic”, vemos el logotipo de Sega e imágenes de sus icónicos juegos, por lo que da la impresión de que si esto funciona la idea es convertirla en otra franquicia más. El problema radica en que apenas se han conseguido resultados positivos en las adaptaciones de la videoconsola a la pantalla grande. Así “a vuelapluma”, recordamos en “Silent Hill” de Christopher Gans, aunque el crítico estadounidense Roger Ebert la considere digna de pertenecer en su libro dedicado a “Las peores películas de la historia” (Ed. Robin Book). En el capítulo dedicado a Sega, todavía recordamos ese despropósito protagonizado por Jean Claude Van Damme que era “Street fighter”.
En cuanto a “Sonic, la película” poco destacado se puede comentar. Historia imposible, donde el erizo azul llega de su planeta a la Tierra, refugiándose en Montana y por causas energéticas acaba perseguido por el malvado Dr. Robotnik y ayudado por una pareja, él policía, ella veterinaria para recuperar sus anillos. Humor infantil que es complicado que haga gracia a personas con edad superior a la adolescencia, director debutante y efectos especiales que tampoco es que destaquen. Largometraje en lo técnico mediocre y en las interpretaciones mal, pues ni James Mardsen ni Tika Sumpter resultan creíbles en sus roles y nos encontramos a un Jim Carrey “pasado de vueltas” e histriónico como en sus peores tiempos. De hecho, no recordamos bien si fue a raíz de la segunda parte de “Ace Ventura” reconocía que se había vuelto millonario apareciendo en alguna de las peores cintas jamás realizadas.
Otro producto que imaginamos que no llegará a nada más que una cuantiosa recaudación (por otro lado, es el fin que esperan las productoras), tratando al espectador como alguien sin criterio. Pero tal como están las cosas, echamos de menos salir, en nuestro caso al cine, aunque sea a ver bodrios como “Sonic, la película”. Ya tendremos tiempo para hacerlo. Ahora es el momento de alegrarnos de tener una modesta pero surtida biblioteca y una buena cantidad de clásicos del cine en la videoteca (ayer sin ir más lejos revisionábamos “Carta a una desconocida” de Ophuls y “La vergüenza” de Bergman). Tiempo que podemos utilizar para reflexionar sobre nosotros mismos y aprovechar para poder dedicarnos a esas cosas que por falta de tiempo no podemos realizar, leer un ensayo, novela o poesía bebiendo un buen vino, cocinando, escuchar música o leer con avidez las doctas opiniones de mis compañeros en Rockthebestmusic.com. Pero, por favor, quedaos en casa.
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