La primera edición del Escena Rock que se ha celebrado el 15 de febrero de 2020 en Madrid puede considerarse un éxito absoluto, tanto de un público que ha respondido dejando una preciosa estampa, con un pabellón número 1 de IFEMA con miles y miles de personas disfrutando del mejor metal nacional, como organizativo, con un sonido más que decente, sin grandes retrasos hasta el final y con pequeños errores subsanables en el futuro, pues si es cierto que la oferta de restauración se quedaba corta y el acceso dejó a multitud de espectadores sin poder ver a la primera banda. Unos LEPOKA, que fueron los encargados de abrir y, tal vez, por eso fueron los que peor sonaron. 35 minutos donde exhibieron descaro, con ese folk metal festivo y una vistosa puesta en escena, ataviados con hábitos de monje y flanqueados por dos frailes hinchables con jarras de cerveza en mano. “Goliardos”, “Beerserkers”, “Carta a María”, “Contra viento y marea”, “Chupito”, “Yo controlo” y una versión del “Vodka and roll” de Mägo de Oz conformaron su listado de canciones que transita entre lo etílico y el “cachondeo”.
Los siguientes en aparecer fueron DARK MOOR, una “rara avis” en el rock nacional, difíciles de ver pero de una calidad notable. Sus treinta y cinco minutos se nos antojaron escasos porque desplegaron clase a raudales y demostraron poseer una de las mejores voces del panorama patrio, como es Alfred Romero. Se centraron en temas de su excelente último disco “Origins”, que no en vano elegimos entre los mejores del año, con ese cruce entre sinfónico y música celta con temas como “Birth of the sun”, “The spectres dance”, “Druidid creed”, “And forever”, “Crossing through” y ese clásico del folk escocés que es “The raggle taggle gypsy”, que nos sonó igual de bien que las versiones de los Waterboys o los Chieftains (palabras mayores). Finalizaron con su versión de “La canción del pirata”, y escuchando ver a la juventud corear los versos de Espronceda, llegamos a la conclusión que los de Enrik García han hecho más por el amor a la poesía que todos los pedagogos y políticos que introdujeron la nefasta LOGSE y los siguientes planes educativos.
Con SAUROM y sus historias centradas en Tolkien o el Quijote no perdíamos la perspectiva anterior, y ahí recordamos que Arturo Pérez Reverte escribió hace más de una década algo similar a estas reflexiones. Volviendo a la música, los gaditanos están en su mejor momento, engrasados a la perfección, sonando como un metrónomo y una sabia elección de canciones, con un listado oído en múltiples ocasiones pero alegre y difícil de no conseguir que los pies se arranquen. Lo mejor de su último disco “Sueños”, con los clásicos de la band,a que empezó con “La taberna del Poney Pisador”, acompañado de “La leyenda de Gambrinus”, la preciosa “Músico de calle”, “El saltimbanqui”, “Noche de Halloween” (con dos tenebrosas zancudas en el escenario), “La batalla con los cueros de vino”, “Vive”, “El carnaval del diablo”, “Dracum nocte”, “El círculo juglar” (con la masa abalanzándose sobre otra zancuda bailando en el interior), “Fiesta” y “La taberna”. Una hora bien aprovechada.
Antes había sido el turno de LEO JIMÉNEZ, que entró a ritmo de “Conan, el bárbaro” de Basil Poledouris y cuarenta y cinco minutos de menos a más en cuanto sonido, pues en buena parte los instrumentos parecían “embarullados” y no ecualizados, unos más altos que otros. Siguen presentando su último trabajo “Mesías”, del que comenzaron con “La era de la individualidad”, seguido de “Con razón o sin razón”, “Misantropía”, “Desde niño”, “La ira”, “Mesías” (con esos guturales de Korpa), “Volar” y dos clásicos de su etapa con Saratoga como “Vientos de guerra” y “Maldito corazón” que encandilaron al respetable, a pesar de que Leo tenía la voz en peor estado de lo habitual, aunque por su estratosférico tono siga siendo inalcanzable para la mayoría.
ÑU, pensamos fue el concierto menos seguido. Y es una lástima pues fue una hora de buen gusto, con un José Carlos Molina inconmensurable, pero suponemos que al ser lo menos “heavy” y lo más antiguo en el tiempo, era menos controlado por los asistentes, a pesar de empezar con toda una declaración de intenciones con “Viejos himnos para nuevos guerreros” y enlazarla con ese trozo de la historia del rock en español que es “No hay ningún loco”. Banda que sonó compacta y temas como “La granja del loco”, “Preparan”, “Algunos músicos fueron nosotros”, “Tocaba correr”, “Sé quién” y “Manicomio” para llegar al momento álgido con la versión de Leño de “El tren” (ya se sabe la histórica relación amor- odio entre Molina y Rosendo) para finalizar con “El flautista” y “Más duro que nunca”.
Tras ellos, WARCRY llegaban como “cabeza de cartel” y con la sensación de concierto importante, por ser el último, de momento, por su anunciado parón indefinido. Pirotecnia, sonido brutal, banda engrasada y un Víctor García al que le vimos bien a nivel vocal, aguantando a la perfección su exigente hora y tres cuartos de directo. Dieron mayor importancia a su disco homónimo, pues comenzaron con “Luz del norte” y acabaron con “Hoy gano yo” pero repasaron sus décadas de trayectoria con canciones para todos los gustos y colores: “Contra el viento”, “Rebelde”, “Alma de conquistador”, “Nuevo mundo”, “Quiero oírte”, “Cielo e infierno”, “Ardo por dentro”, “Coraje”, “Aire”, “Devorando el corazón”, “Huelo el miedo”, el homenaje a Avalanch con “Aquí estaré”, “Cobarde”, “Señor”, “El amor de una madre”, “Así soy”, “Tú mismo”, “Trono de metal” y “El guardián de Troya”. Triunfo absoluto el de los asturianos.
Y como remate, OBÚS, que comenzaron con retraso por el anterior directo. Llegaban para presentar su nuevo disco “Con un par”, del que tocaron algunos cortes como “Whisky con hielo”, “La mosca” y “No me lo digas más”, junto con su clásicos de siempre como “Te visitará la muerte”, “Que te jodan”, “Prepárate”, “Autopista”, o “Vamos muy bien”. Los de Fortu y Paco siguen rayando a gran nivel y siendo la antítesis de lo dicho antes de Dark Moor o Saurom. Motos, marginalidad o delincuencia que se resumen en el estribillo de “El que más” (levantando un coche, pasándote “costo”, tirando de un bolso, pegando a la “poli”).
Tras su arrollador “debut”, confiemos en que la organización siga el buen arranque, con próximas y mejoradas ediciones, ya que hemos visto que escuchan a su público, rectificando en algún tema y ofreciendo unas horas con precios más reducidos en la bebida.
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