Parece innegable que James Wan sabe rentabilizar sus éxitos en el campo del terror pues varios de sus títulos más conocidos como son “Saw”, “Insidious” y “Expediente Warren” han sido reconvertidos en franquicias con multitud de secuelas.

En el caso de “Expediente Warren” llegamos al cuarto largometraje de su original pero podemos contar con una ampliación del universo con unas cuantas películas de “Annabelle”, “La llorona” o un par más de “La monja”. Eso sí, con Wan fuera de la dirección en la mayoría y dedicándose a la producción (en “Saw” solo es el responsable de la realización en la primera y en “Insidious” y “Expediente Warren” de las dos iniciales), cediendo el testigo y la responsabilidad tras las cámaras a alguno de sus colaboradores.
Uno de ellos es Michael Chaves, que debutaba con Wan en “La llorona”, siguiendo con la anterior “Expediente Warren: obligado por el demonio” y “La monja II”. Todos filmes que mantenían el espíritu y la ambientación de las originales aunque sin llegar a las cotas de excelencia de James Wan como cineasta de terror. Aun así, no son malos productos y los amantes de la serie no suelen salir decepcionados.
Esto sucede con “Expediente Warren: el último rito” que como colofón queda lejos de la primera parte o “El caso Enfield” pero que nos ofrece dos horas y cuarto de diversión, bien planteada y con una fotografía de Eli Born, banda sonora de Benjamin Wallfish (aunque nos gusten más las compuestas por Joseph Bishara) o dirección artística y escenografía en la línea de las primeras, cosa que buena parte de culpa la tiene un guion (con historia del propio Wan) que intenta incidir en la personalidad de los distintos personajes y dotarlos de profundidad psicológica, por lo que el metraje es mayor y supeditando un tanto el horror por el drama familiar.
Un punto que hace recordar “Annabelle vuelve a casa” donde los Warren no sólo tenían que lidiar contra los demonios sino que el mal intentaba vengarse de la familia por algún hecho del pasado. Aquí sucede lo mismo y la aparición de los espíritus pretende dañar no solo a la familia que sufre el maleficio sino también a los protagonistas por una afrenta en uno de sus primeros casos. Y a partir de ahí sus responsables vuelven a ofrecer todo tipo de sustos y demonios malvados, con su iconografía mítica, en este caso un espejo aunque también aparece “Annabelle”.
Además, parece ser un cierre de franquicia (por lo menos la de Ed y Lorraine Warren) pues en su acertado final aparecen algunas de las personas que sufrieron los ataques demoniacos y que fueron ayudados por los Warren, unidos en un momento importante de la hija de Ed y Lorraine que como siempre quedan unidos por su fe católica que es la que consigue derrotar a las fuerzas del mal.
Todo ello, con Patrick Wilson y Vera Farmiga como principal reclamo del reparto pues el resto (incluida Mia Tomlinson) cumplen sus papeles pero les falta el brillo de Wilson y Farmiga.
Un “Expediente Warren: el último rito” que queda lejos de emocionar pero que sigue siendo de lo mejor que se puede ver en cine de género, merced a la concepción visual que tuvo James Wan en su momento.




















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