Come Alive es la tercera entrega de esta trilogía que suma Alive y Still Alive. Una trilogía elaborada al milímetro, con la intención de introducirnos de manera melosa y acaramelada en el mundo del jazz. Un disco en el que se sube un nivel más en la complejidad de la música de John Serrano, multi-instrumentista andaluz que nos tiene acostumbrados a unos trabajos impecables. Un álbum para los oídos más exigentes que verá la luz el día 3 de octubre en todas las plataformas de la mano de monochrome motif records, que abogan por una limpia estética a la que ya nos tienen acostumbrados.
Normalmente comemos la fruta sin pensar en la lluvia, en las raíces, en el tallo, las hojas, y en el verde fuselaje que impulsa esa flor convertida con el paso del tiempo en canciones listas para degustar.
Ozymandias, la primera canción de esta obra maestra del jazz folk que factura John Serrano, tiene como título un poema de Percy Bysshe Shelley. Un texto que nos habla de que solo permanecen nuestros hechos a lo largo del tiempo, el resto es arena extendida interminablemente por esos desiertos infinitos del Tiempo, y nuestra única tabla de salvación es el amor, en este caso, el que mana de John. Un amor que no importa, pero que le mantiene caliente, vivo, alerta. Una llama que no se apagará.
La siguiente canción es I’m Too Damaged To Let Her Know, una balada que nos muestra cómo crear vínculos con la persona equivocada nos puede hacer sufrir sin límite y sin sentido. El vínculo se ha creado, y nuestro autor no falla nunca en estos términos del amor. Está a las duras y a las maduras. Pero esa no correspondencia no es pasiva, sino activa. Como muestra ese sonido de cuerdas del bajo acústico que vibra como un violín. Y ese violín es nuestra alma que clama.
Oh no. Quizá la canción más comercial del disco es una melodía que suena a puro ritmo. Está elaborada con mimo y acierto de manera que no podemos evitar mover los pies cuando suena. Y cuando se reproduce la parte central de la misma, esperamos con ansia ese bajo acústico que se nos ha metido ya hasta la médula. Una canción con la que se pide auxilio, mientras, entre la espada y la pared evitamos defendernos con descortesía. No hay decisiones, no hay salida, solo dolor, interminable dolor, Oh no!.
How to Make Enemies, es una canción que nos introduce en el blues más auténtico. Como vemos, la complejidad en comparación con Alive y Still Alive ha subido de tono, de manera que hemos alcanzado las cotas más altas de esta disciplina que es la música de la mano de John Serrano, y de forma progresiva, fácil y agradable; culminándose con esa armónica melancólica que retrata la tristeza como pocos instrumentos lo hacen. La tristeza de un corazón que se va volviendo negro y azul.
Y con unas cuerdas a modo de vals, de danza del vientre, llegamos a I Wanna Dance, una melodía que nos hipnotiza hasta movernos en la misma sintonía, como si estuviésemos delante de una serpiente cobra que se mece a la vez que nuestro cuerpo de manera que no podemos salir de ese estado, a pesar de ser conscientes de lo que sucede. De alguna manera sabemos que el amor es lo que más nos mantiene en el presente. Un amor sentido de manera infinita, como el de John, que mana sin sentido en una fuente que se retroalimenta sola. ¿No quieres beber de él?
The Wrong Girl, la siguiente melodía, suena a blues de manera sencilla y primorosa con el piano como instrumento principal que suena como si unas descargas eléctricas hiciesen sonar cada vertebra de nuestra columna con una nota diferente. Una canción que me recuerda a Bukowski y a esos versos que dicen que el mundo está lleno de buenas mujeres y hombres que nunca se econtrarán.
Tonight’s The Night es un susurro hecho melodía que va evolucionando con dos fuerzas contrapuestas. La que nos hace mantener el equilibrio y esa otra fuerza que aboga por su pérdida y su consiguiente incomodidad espiritual. La canción navega en el filo de esas dos potencias.
Watch Out, Kid es una canción con el bajo acústico como protagonista que nos cuenta que andamos intrigados, tensos y desacordes con nuestra existencia. Y buscamos, buscamos las causas de este sentimiento para encontrar esa puerta abierta que nos hace cruzar al siguiente nivel de desarrollo de manera que tenemos que confiar y ser siempre nosotros mismos, sin fractura posible en esta relación con nosotros. Ser fieles a nosotros mismos es la clave.
This Is Not An Exit, la última canción del disco, con el bajo, también, como protagonista, nos cuenta al oído algo. Que él es honesto con el amor y no es alguien a quien utilizar. A John Serrano le gusta el amor, por el amor, sin más pretensiones, algo aparentemente difícil de llevar a cabo que sin embargo es bien sencillo, con la actitud y convicción adecuadas. Al fin y al cabo, nuestra personalidad es como una mesa de mezclas con los botones en el termino medio entre los dos extremos del comportamiento entre los que el corazón hace de árbitro. Y John lo avisa. Puedo ser peligroso, depende de tu actitud hacia mí.
Ese sonido discordante en todas las canciones del disco, tan bien caracterizado por el bajo acústico a modo de violín es una fotografía sonora de cuando el corazón y la mente no están en sincronía y sentimos, por ello, el alma tensa. Un sonido que se repite en casi todo el álbum y nos indica que su autor está familiarizado con estos sentimientos encontrados que no dejan vivir en un estado de armonía, hasta que no se saldan cuentas. De esta manera se nota que John está acostumbrado a surfear las emociones de manera hábil y adecuada; sabiendo transmitirlo. Algo que supone un trabajo constante, que suele ser invisible para el público. Recordemos al poeta cuando dice: “Lo más difícil es hacer ver a mi mujer, que estar tumbado en el sofá hecho polvo, también es trabajo.” Aunque los hay que lo saben, claro. Por eso estas canciones.





















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