Decimoséptimo álbum para los de Halifax que mantienen las constantes de fusionar doom con metal gótico de sus dos anteriores trabajos “Medusa” y “Obsidian”. Una estructura que se repite con esas melodías de guitarra que borda Gregor Mc Kintosh y un Nick Holmes que alterna las voces limpias y las guturales.
Disco triste, oscuro y pesado que imagino que no decepcionará a ninguno de sus seguidores pues “Ascension”, sin llegar a las cotas de «Obsidian» pues no tiene ningún corte como “Fall from grace” o “Ghost” (única canción que incluyen en sus repertorios actuales donde domina su mejor obra “Draconian times”).

Y eso que comienza con uno de los adelantos que habíamos podido escuchar como es “Serpent on the cross” donde la voz gutural de Holmes se une con una preciosa melodía de Mc Kintosh, tanto en el inicio, estribillo y final. Sin duda, uno de los temas más destacados del “Ascension”.
“Tyrants serenade” confirma la capacidad de Gregor Mc Kintosh para evocar sentimientos con sus riffs. En esta ocasión Holmes alterna una voz grave en las estrofas y más melódica en el estribillo, con algún toque gutural.
“Salvation” es el corte más largo del LP, pasando los siete minutos de duración, posee una estructura clásica y repetitiva que nos recuerda a la “Marcha fúnebre” de Chopin aunque con la voz gutural de Nick Holmes en las estrofas, con varios cambios de ritmo, y melódico en el estupendo estribillo, dejando otro punteo “marca de la casa” de Gregor Mc Kintosh en el puente y estribillo. Quizás lo más doom del disco.
“Silence like the grave” fue otro de los adelantos que habíamos podido escuchar. Un corte agresivo y potente donde, de nuevo, Mc Kintosh vuelve a crear una atmósfera brutal (casi épica) con su inolvidable “riff” inicial y de estribillo y unas estrofas que nos recuerdan algo a los Metallica noventeros.
Y del tema más poderoso al más calmado con “Lay a wreath upon the world”, un bello medio tiempo con una primera parte con la guitarra acústica de protagonista, voces femeninas en los coros y Nick Holmes en su versión más reflexiva en la voz. Extraño dentro de un disco más duro como “Ascension” pero precioso e hipnótico.
“Dilivium” vuelve a territorios más conocidos dentro de la trayectoria de Paradise Lost. Sobre todo de sus primeros trabajos, coqueteando con el metal extremo antes de idear el metal gótico.
“Savage days” es otro medio tiempo melancólico, no tanto como “Lay a wreath upon the world”, que entronca con los tiempos del “Draconian times” y el “One second”. Es de admirar la facilidad de Paradise Lost de componer “tempos lentos” tan bonitos de escuchar como tristes y reflexivos.
“Sirens” se acerca al “thrash metal” de su primera etapa, recordándonos, más si cabe, que en “Silence like the grave” a Metallica en las estrofas aunque volviéndose más melódicos en su interesante estribillo.
“Deceivers” mantiene el tono medio del álbum. No aporta nada nuevo a lo oído con anterioridad pero no molesta su escucha ni es mal tema. Doom gótico bien fabricado.
De nuevo, cambio total de ritmo con “The precipice”. Medio tiempo introspectivo que otorga al piano cierto protagonismo y con un puntéo central y final repetitivo que es otra brutalidad, cortesía del Sr. Mc Kintosh. Holmes alterna una voz limpia con sus guturales. Estos temas calmados de Paradise Lost son magníficos (aunque haya alguna fase más contundente y pesada). De lo mejor del “Ascension” aunque el que más nos guste siga siendo “Lay a wreath upon the world”.
Como despedida metal gótico de calidad con “This stark town”, muy en la línea más melódica de Paradise Lost aunque con otro riff sorprendente y cierre con “A life unknown”, que parece sacado de la época de “The anathomy of melancholy”, que sin estar mal le falta algo de épica y que junto a “Sirens” o “Deceivers” son de lo menos bueno de una obra compacta y que demuestra la fórmula exitosa que mantiene Paradise Lost para conservar su buen estatus ganado durante años.




















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