Primer concierto en Europa de las argentinas Fin del Mundo, banda todavía desconocida por estas latitudes pero que cuentan con cierta fama en su tierra natal. Para este debut tocaban en un local tan señero como es la Moby Dick que siendo un martes laborable presentaba un excelente aspecto rozando el lleno, lo que deja a las claras que el programa doble diseñado por sus promotores era del agrado del público. Gente joven degustadora del “indie” que disfrutó de ambos directos de forma lánguida, con poco movimiento pero sí muchos aplausos.
Los encargados de abrir la velada eran los madrileños Veracruz, veterana formación en múltiples proyectos que ahora apuestan por los sonidos noventeros, pedal fuzz y mucha distorsión. Toda una declaración de intenciones era ver a su batería Javi Puértolas con una camiseta de Dinosaur Jr.
Temas cantados en español en la voz de Sara LaVil, algo apagada entre las guitarras, que combina con la guitarra de acompañamiento pues la principal es para la Telecaster de Raúl F. Mingorance, alguien que vive el directo sin parar de moverse como sucede con el espídico bajista Marcos Pérez. Sonido poderoso, con los músicos perfectamente equipados pues toda la sección de cuerda es Fender.
Cuarenta y cinco minutos bien aprovechados que comienzan con “Ansiedad” y donde también podemos destacar “Vuelvo”, un medio tiempo acelerado en estupendo “crescendo” que llega con la distorsión guitarrera, un “Perdóname” donde quedan bien las estrofas fraseadas, la parte casi discotequera con “Quiero más” y un final con su “single” “La paradoja de amar entre escombros” y la final “Luz”, su corte más intimista. Dejaron buenas sensaciones, anunciaron un próximo concierto y presentaron su “merchandising”. Normal que se les viese felices.
Y tras unos instantes para cambiar pedales, micrófonos e instrumentos llegaba Fin del Mundo, cuarteto argentino íntegramente femenino que llegaban para presentar su primera gira europea “Todo va hacia el mar”. No era la primera vez que veíamos un combo integrado al completo por mujeres llegar desde Argentina pues recordamos un evento en la Milwaukee de El Puerto de Santa María (Cádiz) hará unos diez años con la actuación del trío Las Kellies y aunque ambas propuestas se enmarquen en el circuito independiente, nada tiene que ver el punk rock de unas con este caleidoscopio de post rock, shoegaze e indie.
El cuarteto se subió a las tablas de la Moby Dick con una formación que dejaba a sus dos guitarras Julieta Heredia y Lucía Masnatta (además vocalista) en los extremos y en el centro sin micrófono, detrás la batería de Julieta Limia y delante el bajo de Yanina Silva. Como curiosidad tanto las seis como las cuatro cuerdas también provenían de Fender.
En su casi hora de evolución en el escenario comprobamos un proyecto decididamente intimista donde predomina el instrumental, apoyado en una iluminación tenue, de colores fríos que ayuda a crear la atmósfera que desean las americanas.
Dentro de los diez temas que conformaron su actuación para poco menos de una hora de duración comenzaron relajadas practicando un post rock clásico con ecos de Joy Division e, incluso, a las guitarras de The Cure transitando hacia indie pop según avanzaban en sus evoluciones.
La voz de Masnatta sonaba en reverb, lo que ofrece un sonido etéreo y espacial para la presentación de su “Todo va hacia el mar”, su primer álbum, fruto de la unión de dos EP´S y que venden en vinilo, CD y cassette de la mano de Spinda Records, sello que lleva con gran tino Berto Cáceres, al cual pudimos saludar antes del inicio del directo y que a buen seguro estará contento con la multitudinaria presencia de gente.
Un evento que se centró en el disco pero con algún regalo y que comenzaba con “Hacia los bosques” y “Una temporada” en la línea de las bandas antes mencionadas. Como nexo de unión aparece “Las flores” que deriva hacia la más pop “El próximo verano”, uno de sus “singles” que continua con “Desvelo”, “Cuando todo termine” y “Marea”, presentación en sociedad del tema pues no la habían tocado antes.
La homónima “El fin del mundo” anticipa su canción más conocida “La noche” y la final “El incendio” para cerrar con el cuarteto abrazándose sobre el escenario de la Moby Dick.
Un Fin del Mundo que se mostró feliz, ponderó la ciudad de Madrid, preguntó por los compatriotas en la sala (al inicio se escuchó un “Muerte a Milei” pero el acento era local) y explicaron que el nombre de la banda viene porque Julieta Heredia pasó su infancia en Tierra del Fuego y que desean que su proyecto sea positivo porque es el fin del mundo pero también el principio. Nos alegramos.
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