Llevo semanas disfrutando como un poseso de Mayhem, el último trabajo de Lady Gaga. Este séptimo álbum de estudio es un adictivo crisol dance donde conviven el synth-pop, la electrónica industrial y pinceladas de funk y rock, todo bajo una producción perfectamente pulida. Mayhem reafirma a Gaga como la suma sacerdotisa de su propio akelarre dance. Admito que me llamó la atención el vídeo de su primer single, Disease, con esa estéica gótica a lo Marilyn Manson. Pero más allá de una estética algo más estrafalaria de lo habitual, había una canción a base de techno corrosivo y armonías vocales que pasaban de la locura a la calma que me acabó atrapando. Lady Gaga ha declarado que para Mayhem se ha inspirado en el sonido industrial de Nine Inch Nails, yo no diría tanto. Hay cierto aire en la citada Disease y quizás en Garden of Eden, pero nada más. De hecho, Garden of Eden me recuerda más a este tema de Muse que a NIN.
Tras años enfrascada en sus propios problemas de salud, discos de clásicos del siglo XX con Tony Bennet y bandas sonoras, para su regreso a las pistas de baile Gaga ha parido un disco muy disfrutable, me atrevo a decir que estamos ante su mejor trabajo hasta la fecha. Las 8 primeras canciones funcionan como un reloj suizo. Ritmos trepidantes, producción sin mácula y una Gaga que canta más desaforada que nunca en unas canciones que la colocan en el trono del pop. Ese trono que en su día ostentó Madonna y muchas otras han intentado heredar aunque sólo Lady Gaga es la auténtica heredera. Cañonazos tan pegajosos como Abracadabra o las citadas Garden of Eden y Disease vienen acompañados de joyas dance como Perfec Celebrity o Vanish into you que se meten en tu cabeza y no hay manera de sacarlos de ahí. Lo mismo ocurre con sus aproximaciones a las pistas de baile de décadas pasadas, Killah es pura fantasía dance (con unos versos muy parecidos a los del Sign O’ the times de Prince y una guitarra funk similar a la de Fame de Bowie) mientras Zombieboy, nos retrotae a los primeros éxitos de Madonna (quizás la mayor referencia de Gaga). Como vemos, no faltan las referencias y los homenajes.
Cierto que luego el LP pierde BPMs, la frenética fiesta dance se calma algo aunque todavía no se ha terminado: LoveDrug, Don’t call tonight y Shadow of a man mantienen el tipo muy dignamente aunque How bad do you want me recuerda demasiado en su sonido al Only you de Yazoo (¿costaba mucho disimularlo?). Es el turno de las baladas para ir encarando la recta final del LP. Tanto The beast como Blade of grass cumplen como baladas para el lucimiento vocal de una Gaga en plena forma. Para terminar ha añadido su exitoso single con Bruno Mars, Die with a smile, que poco tiene que ver con el resto del LP y más parece un track extra añadido a última hora aunque demuestra lo polifacética que es Lady Gaga. Tras disfrutar del disco decenas de veces, se me ocurre una pregunta: ¿Cuantos artistas pueden sacar a día de hoy un disco con 14 temas sin que haya rellenos ni peligrosas bajadas de interés?
Mayhem es el perfecto artefacto hedonista para estos tiempos. Una irresistible invitación a bailar en un mundo decadente pero teñido de glamour.
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