En el magnífico libro de Javier Memba “El cine negro español” destaca a Enrique Urbizu como un estandarte del “neo noir” patrio. Afirmación de la que estamos de acuerdo comprobando cintas tan interesantes como “Todo por la pasta”, “Cachito”, “La caja 507” y , sobre todo, “La vida mancha” y “No habrá paz para los malvados”, la película que le encumbró definitivamente con los seis Goyas con los que se alzó en 2012 (entre ellos, película y director).
Eso sí, por sorpresa no ha vuelto a realizar nada para pantalla grande, salvo “Libertad” como complemento a la serie, dedicándose a la pequeña pantalla. Esta “Cuando nadie nos ve” mantiene esa constante de miniserie donde en seis episodios adapta para Max la novela de Sergio Sarria que, por desgracia, no hemos leído por lo que no podemos hablar de similitudes y diferencias.
Así que dedicándonos estrictamente al análisis desde el plano audiovisual estamos ante otro ejercicio de Urbizu con más virtudes que defectos. Una serie que tarda en arrancar pero que se torna notable, y en más de un momento sobresaliente, en sus últimos capítulos. Una historia que gira en torno a un asesinato y un suicidio alrededor de la base estadounidense en la sevillana localidad de Morón de la Frontera durante la Semana Santa, tiempo que se vive con fervor en Andalucía.
Es interesante el contraste entre la devoción vivida en esa época del año con los horribles crímenes que se suceden como los diferentes caracteres y diferencias entre los militares norteamericanos y la Guardia Civil española. Quizás, lo más flojo es la sub trama de la llamada “droga nazarena” pues no termina de asimilarse dentro de la poderosa trama principal. De lo que no hay duda es que es fantástico el villano pues tiene entidad pero también motivaciones. Un psicópata frío pero integrado a la perfección en la sociedad (espectacular el cuarto episodio donde se narra su periplo vital).
Los guiones no son ni mucho menos malos pero la figura de Urbizu se sitúa por encima con una realización magnífica que como hemos escrito con anterioridad ofrece el ritmo de menos a más hasta llegar a un impactante desenlace aunque todo el contenido desde que arranca la acción con un sentido de la acción brutal (una de las señas de identidad de Urbizu) y cimentado en esos componentes de las fuerzas de seguridad, solitarios y con carácter que en “Cuando nadie nos ve” encarnan unas acertadas Maribel Verdú y Mariela Garriga. Lo mejor, junto al descubrimiento de Austin Amelio.
Un edificio bien cimentado, de correcta factura técnica, buena ambientación tanto de lo que implica la Semana Santa andaluza como de la vida rural por un lado y la cercanía de una base estadounidense por otro que legan como resultado esta estimable serie.
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