Qué bien empieza este nuevo disco de 57 Grados. Vente conmigo es la primera canción; que nos muestra la huella del ir perdiendo la vida poco a poco sumidos en ese silencio innombrable al que dan voz los madrileños. Me encanta la batería de este disco. Se puede escuchar mathrock con pinceladas jazzísticas. Preciosa la percusión que da un sabor diferente y es bien acogido por los oídos más exigentes, y también para los que sólo buscan diversión y disfrute. Como sucede en Cuántos como yo. Una batería, por cierto, que me recuerda a mi admirado baterista Darren King.
Ya que vamos perdiendo, por lo menos habrá que ponerle nombre ¿no os parece? Se acabó el silencio, de hecho, este álbum se llama Rüidø.
Tantas cosas a la vez, es otra canción que pone las cosas en su sitio a su paso. Estamos rodeados de muchos frentes que nos impiden vivir de manera natural, y precisamente por eso, no podemos identificarlos. Pero 57 Grados nos lo ponen claro delante de nuestros ojos.
Llega esta primera audición (que es la que tiene más impronta) a la cuarta canción, Nadie le avisó. Un sonido más clásico con una batería rítmica reconocible en ese buen rock del país.
Cuanto refrán que pone límites a la realidad. Cómo les gusta que no saltemos la valla a algunos. Rechazamos la realidad, pero Frases vacías, nos recuerda lo que está pasando. Un bofetón con la mano abierta de canción que nos saca de la zona cómoda. Esquivamos el dolor con felicidad de consumo rápido, todo para no enterarnos y seguir siendo felices de manera plana, vomitando mismidad en una palangana blanca, que diría el poeta.
Es ruido es la siguiente melodía. Una canción hard rock con un matiz diferente al sonido clásico que nos nombra cuando apartamos la atención del ajetreo de nuestras vidas, para disimular y hacer como que no pasa nada, sonriendo, así, sin más. Seamos consecuentes con lo que nos rodea para poder adaptarnos a una existencia auténtica.
Gorro de papel, es un medio tiempo similar a unos pasos lentos pero pesados y seguros. Con una letra crítica con los que manipulan a la sociedad y se sienten orgullosos de ello, nos sigue poniendo las pilas.
Parece ser que aún podemos cambiar de dirección en nuestra vida, según Otro rastro. Cambiamos de vía, como los trenes, pero en realidad siempre vamos en el mismo. Estamos recorriendo nuestra propia travesía. Y si no lo hacemos, habremos quedado al margen de nosotros mismos para siempre. Lo dijo el poeta, quién si no. Como pasa también con Cookies, un concepto informático que nos lleva la mente a nuestras huellas en internet, pero en el caso de nuestra vida, no se pueden borrar, algo que nos impulsa siempre hacia delante.
Y terminamos esta dosis necesaria de música con Falta rock and roll. Una melodía más rápida con el único objetivo de pasarlo bien en la pista de baile que nos dice que necesitamos rock. Rock por la mañana. Rock para la comida. Rock por la noche. Un buen disco para pararnos y reflexionar. Algo que nos instala en el presente, que es el único sitio donde podemos hacer algo para mejorar nuestras prisioneras vidas.
0 comentarios