Última joyita de esta tríada de discos Powerpop de 18 quilates. Si Redd Kross han estado ahí toda la vida y The Peawees me han clavado bien fuerte una envenenada flecha con su último disco, lo del de Nashville, TUK SMITH con su banda THE RESTLESS HEARTS es absolutamente recomendable.
Su carrera con THE BITERS es jodidamente espectacular con tres discos a los que ya estás tardando en hincarle el colmillo, pero es que su segunda piel, tras mil y un avatares que te da vivir el Rock’N’Roll las 24 h, es absolutamente alucinante desde que, por fin, pudo editar su debut, Ballad of a Mispent Youth (2022). Tuk Smith seguía entre nosotros, un loser perfecto que supo interiorizar (mal que le pesase) que su trono siempre se iba a encontrar en el underground y en los garitos de pequeño y medio aforo…
Decidió tomar ‘El camino más largo hacia abajo’…
El pasado septiembre tuve la oportunidad de ver en directo en Valencia (y en un intervalo de tan solo 2 días) a los italianos The Peawees y a nuestro protagonista de hoy. He de decir que fue una semana jodidamente gloriosa para quien suscribe, os lo aseguro, y no es porque estuviese enamorado de sus recién editados últimos discos, sino porque sabía que me iban a ofrecer esa excitación espontánea y genuina que busco en un concierto de Rock’N’Roll… DE VERDAD.
Al concierto de Tuk fui ya con muchas escuchas placenteras de Rogue To Redemption (2024), su segundo trabajo en estudio, y ya os digo que me ofreció incluso más de lo que esperaba (puntito negativo a tanto paroncillo entre tema y tema, eso sí…).
La colección de canciones contenida en Rogue… es absolutamente alucinante, un decálogo de Vintage Glam Powerpop como mandan los cánones que implantaron leyendas como Thin Lizzy, Cheap Trick, Badfinger o The Raspberries. Quizás el guitarreo acedeciano ya no es tan evidente, pero la energía glammy y la melodía powerpopera alcanzan resultados sublimes.
Os va a parecer que repito esquemas narrativos con el texto de los Peawees, ¿a quién coño le importa?… nos encontramos delante de 10 canciones, 10 singles, 10 gemas que brillan cada una con neones de rojo púrpura incandescente desde que el imbatible inicio para perdedores, «Take The Long Way», entra por tus pabellones auditivos. Los guiños a Phil Lynnot son constantes, diría que están más presentes que nunca y que su espíritu han pululado por el estudio de grabación en todo momento. Ahí quedan temazos de la enjundia de «End Of An Era» o «Still a Dreamer» con esas twin guitars tan entrañables y reconocibles, además de unos estribillos con esa cadencia tan reconocible del ídolo Lynnot.
La powerballad, «Blood on the Stage», de irónico guiño inicial al «Wonderwall» de los hermanísimos Gallaguer, es un contrapunto meloso a mitad de tracklist que me quiebra y excita a partes iguales. Y qué decir de sus tres cortes siguientes teniendo la amargura de la decepción, la soledad y el desengaño en sus letras… menos mal que «Lost Boy», «Down The Road» y «Rogue To Redemption» son canciones redondas que acaban sacándote del agujero, sobre todo esta última con su bajada a los infiernos y su redención final…
Cerraré esta reseña con mis dos cortes favoritos, porque sí, porque no puedo dejar pasar de ninguna de las maneras dos pepinazos powerpoppies como «Glorybound» o «Little Dreamer». La quintaesencia del sonido Tuk Smith & The Restless Hearts en toda su expresión. Te toca a ti caer rendido ante una obra maestra de la melodía y el guitarreo molón que nos ha regalado una vez más el’renegado’ Tuk Smith…
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