No imaginamos mejor forma de finalizar la vigésimo segunda edición del Festival de Música Española de Cádiz que con este programa. Los motivos son claros: Manuel de Falla es el más importante músico que ha dado la ciudad y el teatro más importante lleva su nombre. Además el repertorio llevaba como “plato fuerte” quizás su obra más inmortal (con permiso de “El sombrero de tres picos”) como es “El amor brujo”.
Por si faltaban alicientes la orquesta encargada era la Bética de Cámara fundada por el propio Falla y que en este 2024 cumple su centenario. Así que el numeroso público en el Gran Teatro Falla, el templo de los ladrillos “coloraos” como dicen en la antigua Gades, se disponía a pasar una velada de las que no se olvidan.
El programa se dividía en dos partes, siendo la primera dedicada a los primeros músicos que participaron en la orquesta y la segunda con la pieza estelar. Así que pudimos escuchar las “Impresiones sevillanas” de Manuel Navarro, “Amarguras – Poema religioso en forma de marcha fúnebre” de José Font de Anta, “Aire de danza” de Segismundo Romero y una suite del ballet “Sonatina” de Ernesto Haffter, único discípulo directo del maestro gaditano y primer director de la orquesta Bética de Cámara. Sin duda, esta última parte fue la más interesante de este prolegómeno donde se nota la clara influencia de Falla, su musicalidad, en las cinco piezas que componían el resumen de “Sonatina”. Su director Michael Thomas, dirigía a los más de treinta músicos en el escenario sin batuta y con brío, quizás demasiado pues notamos un exceso de rapidez en las diferentes piezas.
Una velocidad que se notó más en “El amor brujo” al ser la obra más conocida que contó con la participación de la cantaora Esperanza Fernández, veterana voz del flamenco, sevillana del barrio de Triana que consiguió elevar con su voz, su baile y sus perfectos recitativos la historia de amor y desamor de Carmelo, Candela y José. Mágico argumento que llevó a la pantalla en los ochenta Carlos Saura con voz de Rocío Jurado y baile de Antonio Gades y Cristina Hoyos.
Fue lo más emocionante de un concierto, por otro lado estupendo, de un festival donde se ha mezclado música clásica, flamenco y rock. Una forma de entender la cultura basada en el mestizaje y que compartimos del todo. No podemos terminar esta reseña sin agradecer a la organización, a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales por apostar por esta muestra y, personalmente, a Kitty Merello por las facilidades dadas a este medio para cubrir los diferentes conciertos.
Fotografías: Silvia Salado
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