Da la casualidad que en esta semana vimos a una de las grandes del fado actual como es Mariza, así que teníamos una fuerte “piedra de toque” para valorar a esta formación granadina que se decantaron por la música tradicional portuguesa.

La fortuna es que hemos visto al dúo Minha Lua en varias ocasiones desde la primera en 2017 y siempre nos ha dejado un estupendo “sabor de boca”. Tras este, el resultado es contundente: lo hemos pasado mejor con  ellos que con la afamada fadista nacida en Mozambique, ya que hablaron mucho menos (sólo para explicarnos canciones y agradecer los numerosos aplausos) y cantaron más. Además lo hicieron con sentimiento, tanto en la guitarra de Gabriel Pancorbo al cuál le vemos más virtuoso a las seis cuerdas con cada visita y la voz de una Victoria Cruz, poderosa con su voz y con un timbre vocal precioso que utiliza de la mejor manera, vestida para la ocasión con un vestido negro de tirantes con falda de vuelo hasta los pies.

Ante un repleto patio de la Sala Milwaukee, los dos protagonistas de la noche comenzaron fuerte con “As brumas do futuro”, la maravillosa canción de Madredeus, banda que admiran pues, no en vano, en abril les dedicarán un homenaje en su Granada natal. De hecho, es innegable las semejanzas entre las voces de Victoria Cruz y Teresa Salgueiro (y eso son palabras mayores) y en la forma de tocar de Gabriel Pancorbo y Pedro Ayres Magalhaes. Pensamientos así nos llegaban tras escuchar otro corte afamado de la banda más grande de raíz portuguesa (sin llegar a fado) como es “Vem”, con la que cerraron antes de los bises que ellos acometen de forma tranquila, enriqueciéndola con un largo final lleno de inflexiones vocales y notas imposibles.

El resto, históricos fados de Amalia Rodrigues como “Meu amor, meu amor”, “Fadinho serrano”, “Amor de mel, amor de fel” o una despedida a lo grande con “Estranha forma de vida”, casualidad pues fue el tema con el que empezó Mariza su concierto del lunes. De la del barrio de la Moureria tocaron la maravillosa “Chuva”, su homenaje a Brasil uniendo fado con bossa nova en “Eu te amo” y “Carinhoso” o grandes clásicos como el alegre “fado pechincha” o “Silencio”. Una noche donde el público hizo de coro en un par de momentos y donde nos regalaron una genial versión en fado de “María, la portuguesa”, la inmortal copla de Carlos Cano.

Una preciosa noche que acompañó en todos los sentidos pues los artistas se sintieron arropados por todas las personas que llenaron los asientos del Patio de la Milwaukee y que disfrutaron del talento de estos dos músicos con mayúsculas que elevan a categoría la frase de Fernando pessoa cuando afirmó que el fado no es alegre ni triste, formó el alma portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo. Y todo ello no siendo lisboetas sino andaluces de Granada.

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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