Un domingo importante en lo deportivo para España pues tras el triunfo de Alcaraz en Wimbledon, la selección masculina de fútbol tenía la opción de ganar la Eurocopa por lo que la apertura de puertas en la Bodega Las Copas se adelantó a las 20 horas para poder disfrutar de la final en la pantalla gigante mientras se podía tomar un vino, cerveza o refresco y picar alguna cosa mientras el pinchadiscos amenizaba en otra zona del Village del Tío Pepe Festival con éxitos de música latina a los que preferían bailar al balompié.

Todo un éxito. Lástima que no se pudiese terminar el encuentro pues a las 22.15 (transcurridos unos diez minutos de la segunda parte) tuvimos que ir a unos asientos pues el concierto no se demoró en exceso, ya que comenzó sobre las diez y media (faltaban unos veinticinco minutos para el final), cosa que provocó que cuando Oyarzabal marcó el gol del triunfo se escuchase cierto griterío que se convirtió en algarada con el final. De hecho, el protagonista de la noche Gilberto Santa Rosa fue enlazando canciones hasta ese momento donde por primera vez paró para hablar, felicitando a los españoles por la victoria y agradeciendo la invitación al festival y al numeroso público asistente, no sólo local sino conformado por una buena representación de Hispanoamérica, con colombianos, dominicanos, cubanos, ecuatorianos, peruanos o venezolanos, que como dijo Santa Rosa decidieron un día hacer su proyecto de vida en estas tierras.

Y es que Gilberto Santa Rosa es toda una institución en su estilo. Apodado “El Caballero de la Salsa” posee una trayectoria impecable de más de cinco décadas, varios premios Grammy e influencia para varias generaciones de músicos. Toda una institución que llegaba desde Puerto Rico con una orquesta de quince músicos, con predominio de la percusión y los instrumentos de viento metal, alguna guitarra, contrabajo, teclados y hasta un aerófono, dirigidos por el maestro Georgie Torres, con él y su trombón desde hace la friolera de treinta y ocho años.

Desde el inicio con la introducción instrumental y “La agarró bajando” se notaba que era una noche festiva y colorida pues pronto una parte importante de los asistentes dejaban sus asientos y se iban a bailar donde podían mientras otra de pié cantaban como un coro cada uno de sus temas. Una fiesta por todo lo alto que Santa Rosa notaba, ayudado por un sonido perfecto donde la potencia de las congas, timbales, saxos o trompetas no eclipsaban la portentosa voz del “boricua”.

Se sucedían melodías de corte romántico como “Montón de estrellas”, “Cartas”, un “Derroche” que sonó más rápido que la original de Ana Belén, “Vamos a ver” o un exitazo en su carrera como “Conciencia” que llevaban al público al paroxismo.

Algunos vecinos de localidad nos comentaban lo importante que era para ellos tener a Santa Rosa por estas latitudes pues tienen pocas posibilidades en el sur de escuchar su música favorita. En lo personal tengo una gran vinculación con la República Dominicana y la nostalgia me embargó pensando en esas tardes de domingo maravillosas escuchando al Bonyé en la Zona Colonial de Santo Domingo. Una comunión extensible pues en un momento dado también me uní al resto e, incluso, no pude decir que no cuando mi mujer me sacó a bailar.

La música seguía sonando. El romanticismo de “Ya no pido”, “Isla del encanto”, dedicada a Puerto Rico donde Gilberto Santa Rosa nos invitó a pasar nuestras próximas vacaciones, “Almas gemelas”, “Sombra loca” o “For sale” nos adentraban en esta preciosa noche jerezana llena de ritmo y sabor. Momentos brillantes con un medley llamado alfano, “Déjate querer” e invitación a uno de sus percusionistas para cantar a dúo “Suma y resta” y en solitario “Happy”, Quedó muy divertido.

Se acercaba el final de las dos horas de concierto con clásicos de su carrera como “Conteo regresivo”, otro medley con “El último adiós” y “Que alguien me diga” y un desenlace de altura con “Perdóname” y “Qué manera” que demostró que este estilo gusta en Jerez y convierte el Tío Pepe Festival en un trocito del Caribe. Mismo éxito (tal vez más, incluso) que el pasado año con Rubén Blades.

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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