Escuchábamos no hace mucho a su director Caye Casas, hablar en la sección “El 7º centinela” del podcast “El centinela del misterio”, con José Manuel Serrano Cueto (uno de los divulgadores más interesantes del panorama cinematográfico patrio) y sus opiniones revelaban a un cineasta con la visión clara sobre el séptimo arte. Eso sí, la entrevista se realizaba antes del estreno de su segunda película en streaming.
Porque gracias a Filmin, hemos podido sufrir con esta confirmación como cineasta, tras la intrigante “Matar a Dios”, pues su paso por salas comerciales fue casi anecdótico y apenas pudo ver el filme algunos afortunados. Un caso que nos recuerda otros múltiples títulos que apenas tuvieron repercusión en cines pero que en el antiguo videoclub o, ahora, en plataformas gozan de un merecido éxito. Así, a vuelapluma y dentro del cine de terror recordamos casos como “Mal gusto” o “Braindead” de Peter Jackson o “Cube” de Vincenzo Natali.
“La mesita del comedor” entra directamente en esta categoría, avalada por comentarios elogiosos de Stephen King y multitud de premios en el 2023, tras un inicio caótico donde fue detestada, censurada y casi prohibida en las principales distribuidoras. De nuevo, volvemos al pasado cuando en Inglaterra prohibieron unos cuantos largometrajes como “Posesión infernal”, “Inferno”, “El más allá”, “Holocausto caníbal” o “El asesino del taladro” durante un tiempo convirtiéndolos en “video nasties”, hoy unos cuantos de culto.
Algo así nos tememos que va a suceder con este espectáculo crudo y durísimo. De una crueldad pocas veces vista en la pantalla. Un guion bien hilado del que es mejor no saber demasiado pues el efecto sorpresa es brutal. Un filme complejo de ver, una pesadilla psicológica que a buen seguro no va a dejar a nadie indiferente pero donde escándalos aparte nos permite contemplar a un realizador inteligente que de la falta de medios consigue virtud por el viejo truco de sugerir y no mostrar, dejando las horribles visiones en la mente del espectador. Algo que ha conseguido en el pasado gente como Steven Spielberg en “Tiburón” donde ante los problemas de movilidad del escualo mecánico decidieron no mostrarlo hasta el final.
Cine que más que de terror entra en la categoría de cruel, un horror cotidiano basado en una situación que podría suceder. Eso sí, intenta que la experiencia no sea del todo traumática con unas pinceladas de comedia que en algún momento no termina de cuadrar aunque eso no empaña el acertado guion de Caye Casas y Cristina Borobia.
Una cinta filmada en pocos escenarios, el central una vivienda normal, rodada en diez días con una puesta en escena al estilo del mejor Álex De La Iglesia y con un reparto más que correcto, encabezados por sus dos protagonistas David Pareja (quien ya tenía un papel destacado en “Matar a Dios) y Estefanía De Los Santos.
Una película que demuestra cómo conseguir de la necesidad virtud y que encumbra a Caye Casas como un talento a seguir en el futuro. Un auténtico especialista en comedia negra, como sucedía en buena parte de sus primeros cortometrajes y en su “opera prima” y que ahora confirma con este trabajo que provoca tanto desasosiego y desazón en el público pero planteado con enorme inteligencia. Algo así como sucedíe en Lars Von Trier en “Rompiendo las olas”, “Bailar en la oscuridad”, “Dogville”, “Anticristo” o «La casa de Jack», otros espectáculos donde prima la crueldad visual.
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