Esto no es un libro sobre fútbol: no hay biografías de grandes jugadores, no hay narraciones de goles épicos, no hay recuerdos de partidos históricos… Esto es un alegato por el aficionado y, de vez en cuando, contra el establishment del balompié (a.k.a. Florentino Pérez) y su cohorte de palmeros y manguis venidos a más (a.k.a. Rubiales&Cía.), en una actitud punk que pocas veces se demuestra. Si bien por momentos se vuelve más ensayo o artículo periodístico, perdiendo fuerza el alegato y la arenga del manifiesto.

No se encuentran tan distantes la música y el fútbol. El éxito de llenar estadios en ambos casos y el agravio y el desprecio de los promotores hacia el público (entiéndase quienes quieren/siguen al artista, no al postrero) en el precio de entradas y organización (véase los festivales) es similar al de los mandatarios deportivos. Requeijo clama en contra de la conversión hacia un producto de lujo que acabará por eliminar los factores sociales, culturales y familiares: “Aquí la cuestión es la expropiación unilateral de una herencia deportiva, cultural y sentimental”.

Fotografía de Ana Beltrán

Entra en valor la figura del hincha capaz de, al igual que por uno de esos conciertos únicos, aguantar las inclemencias climáticas en colas que rodean estadios por unas entradas, todo para ser parte ambos de noches inolvidables. Ahora todo es a golpe de click y recarga antes del colapso de una página web, así como la limitación del número de tickets a comprar. Así, se rompe la magia del momento y se pierden ciertas relaciones sociales como la comunión con desconocidos. Esta venta del fútbol al cliente, no al aficionado, con entradas caras, estadios con camisetas de la temporada choca con la protesta de algunos sectores: “más bufandas y menos corbatas”. Las camisetas de los aficionados muestran la historia de la hinchada y los galones del seguidor. Porque al estadio “Se va porque se es parte de algo, y eso es una actitud como la de quien se consagra al rock and roll y a una vida en la carretera.”, siendo fechas que llegan a condicionar la agenda de uno como quien sigue a un artista.

A colación de su trabajo en El Confidencial, Requiejo además remarcar la crítica institucional y la corrupción, algo que desde muchos foros se le exige al deporte rey y su esfera, como también hace Loaiza. Ya que, en general, adolece el fútbol de no estar con un compromiso social y el rock enarbola la bandera de su compromiso, aunque a día de hoy unos tímidamente comienzan a posicionarse y los otros buscan los hoteles de cinco estrella.

La invasión de campo es la mayor expresión de júbilo y sentimiento futbolero. El arraigo y la asignación de un sentimiento, la herencia de una afición y unos colores. Este libro supone una pequeña reivindicación del papel social del fútbol, del entretenimiento lejos del negocio, de una pasión. De la historia lejos del palmarés y la estadística que solo el aficionado conoce y lega. Y toda esta pasión, como bien recuerda en el capitulo 4 citando al personaje de Pablo Sandoval en El Secreto de sus Ojos, es extrapolable a la música.

En definitiva, “No es un libro sobre fútbol, es un manifiesto de grada.”

by: David Vazquez

by: David Vazquez

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