“Maestro” es el típico biopic de supuesto prestigio que llega todas las temporadas sobre estas fechas para conseguir candidaturas en los certámenes más prestigiosos de la temporada de premios.
Esta biografía sobre el director de orquesta y compositor Leonard Bernstein lleva el sello en la producción de ¡nada menos! que Martín Scorsese y Steven Spielberg que han apadrinado este segundo trabajo como director de Bradley Cooper, tras su exitosa “Ha nacido una estrella”, empeñado en labrarse una fama de realizador importante.
Y en la “puesta en escena “ la labor de Cooper es irreprochable, transformando el blanco y negro inicial a color o utilizando unas curiosas elipsis en plano secuencia. Todo buscando ese sello artístico, ese de mostrar que es mucho más que un actor metido a director (en eso recuerda un tanto a George Clooney).
Sin embargo, todas esas buenas intenciones quedan lastradas por un guion que no emociona, tan formal en el aspecto técnico como vacío en la historia. Y es que el “libreto “ de Cooper y Josh Singer se convierte en un anodino ejercicio de obviedades. Nada nuevo impregna el argumento de “Maestro “, con ese hilo conductor de genio con demonios interiores.
Todo bien filmado (espectacular la secuencia de la misa en una iglesia), convincente la pareja protagonista Bradley Cooper y Carey Mulligan, una acertada fotografía y dirección artística que dan como resultado un precioso envoltorio de regalo pero con muchas carencias en su interior.
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