Siendo un martes laborable en Sevilla daba gusto ver la Sala Custom con una entrada más que decente para seguir las evoluciones de dos bandas “en forma” del panorama “hardrockero” sueco, un país que no para de sacar formaciones de altísima calidad en casi todos los géneros. Algo que empieza a ser sinónimo de calidad. Pero no nos perdamos en disquisiciones de este tenor y vayamos a lo importante.

Cerca de las 19:45 aparecían en el escenario Crazy Lixx, quinteto de Malmoe , abanderados de la nueva ola del sleaze escandinavo aunque lleven unidos desde 2002. De hecho, mi amigo Néstor Hernández, gaditano residiendo en la ciudad hispalense, (con quien tuve la fortuna de poder cambiar impresiones durante el directo) me comentó que los había visto en Zaragoza en 2014.

Se les veía contentos a los nórdicos en el escenario y, seguro, que fuera de él pues en los días previos se les había visto disfrutar en las playas de Cádiz (en concreto en El Puerto de Santa María). No es el mejor clima este de principios de noviembre pero como comentaron en una ocasión sus paisanos de Hellsingland Underground durante su gira de abril siempre será más cálido que el de las latitudes septentrionales de donde provienen.

En cuanto al directo en sí, nos ofrecieron cuarenta y cinco minutos de gran intensidad musical, con dos guitarras que funcionan como Chrisse Olsson y Jens Lundgren, base rítmica compacta la de Jens Anderson  y Joel Cirera en el bajo y la batería y un Danny Rexon mejor como front man pues de voz simplemente cumple (como apuntaba Txema Bustillo en su reseña del evento de Bilbao de hace pocos días). Si es cierto que notamos algunas similitudes con Def Leppard, sobre todo en los coros que sonaron perfectos. Tanto que nos alberga alguna duda sobre si no llevan alguna ayuda en este campo. Aun así, suenan maravillosos, notándose que esto no es fruto de la casualidad en una actuación  medida que comienza animando al público con “Whiskey Tango Foxtrot” y su coreable estribillo.

Momentos que dan juego como la bandera enarbolada en “Anthem for America” y la máscara de Jason Vorrhees y el espectacular micrófono- cuchillo en “XIII”, su homenaje a la saga de “Viernes 13”, consiguieron tener al respetable “metido en el bolsillo” desde el inicio.

Del resto genial “Silent thunder”, bien defendidas “Rise above” y “Walkthe wire” y agradable sorpresa escuchar en vivo uno de sus grandes clásicos como “21 til I die” para cerrar con “Never die (forever wild)”. Un tiempo más que bien aprovechado pues Crazy Lixx son sinónimo de diversión, clase y una extraña mezcla entre “hard rock2 de corte angelino y temática de películas de terror a lo Rob Zombie.

Y tras los Crazy Lixx, ya con una Sala Custom mucho más abarrotada, llegaban los protagonistas de la noche quien nos habían convencido este verano con su actuación en el «Rock Imperium» de Cartagena donde dejaron claro que Kenny Leckremo es tan buen front man y vocalista como Erik Grönwall (actualmente en Skid Row) y en un estado de forma muy superior a su primera etapa en H.E.A.T., gente a la que llevo siguiendo desde 2010 aunque en directo la primera vez fue en el leyendas del Rock 2014 (con Grönwall de vocalista).

El caso es que salieron “a comerse” el escenario con “Demon Eyes”, con probabilidad su canción más dura, seguidas de dos hits como “Rock your body” y “Hollywood”, aunque esta última sea de su trabajo más reciente “Force majeure”, del que no tocaron mucho (la inicial, “Hollywood” y otro buen corte como “Back to the rythm”) pero que presidía el evento con un telón con su portada.

Un Lekremo espídico que no deja de moverse y que recuerda al Bruce Dickinson de los ochenta, con su larga melena lisa aunque con más masa muscular, un lujo a los teclados como Jona Tee, un sólida base rítmica con Jimmy Jay a las cuatro cuerdas, ofreciendo espectáculo y el doble bombo de Crash y Dave Dalone al que se le echa en falta algo de protagonismo en los solos.

Buen momento con la clásica “Downtown” que nos recuerda a los mejores Journey, incluso en el solo a lo Neal Schon (el mejor de la velada). Se sigue avenzando con “One by one”, “Never let go” y “Come clean”, con momentos álgidos como Kenny leckeremo estallando con su pecho un globo en forma de corazón lanzado desde el público para llegar a un “Breaking the silence” que sonó fabuloso y que sirvió de antesala a su célebre “Living on the run”, cantado de forma inteligente con un registro más bajo y grave. Y es que el buen sonido de los de Väsby se nota que no es fruto de la casualidad pues parecen un metrónomo, sin salirse nunca de compás y dando otro recital en los coros. Son de esas agrupaciones que suenan a la perfección, con una ejecución irreprochable.

“Beg, beg, beg” homenajea al rock clásico de los sesenta y setenta, acabando Leckremo tocando el teclado y ofreciéndonos la parte final con el medio tiempo “Cry” que enlaza con los bises (sin apenas tiempo fuera de escana) “Point no return”, “Back to the rythm” y final de antología con “Dangerous ground” y “A shot of redemtiom”, ofreciendo una vez acabada su corta hora y veinte minutos de actuación el colofón de presentar a la banda y despedirse. H.E.A.T.brilló en Sevilla aunque fuese una pena que el espectáculo fuese tan corto.

Fotografías: Silvia Salado

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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