El de THE FLOW es un disco gigante, una extrema rareza de ese rock underground americano de los 70’s que obtuvo capturas estroboscópicas en alto voltaje…tan raro el artefacto, que empezó a conocerse en edición ultra limitada de plástico corrosivo (como un secreto y exclusivo tesoro destinado a los círculos más eruditos del coleccionismo especializado) veinte años más tarde de haber sido grabado en 1972.

Estatus de culto el que gracias a ello y a las ediciones del prestigioso sello SHADOKS arrastra a día de hoy el extraño engendro, que otorga a la obra suficiente glamour adicional para entender lo excéntrico de su idiosincrasia ácida como un elusivo valor de catalogación para el neófito.

Triunvirato duro y triposo, de los muchos que hubo tras la embestida revolucionaria de CREAM, la exaltación de la guitarra eléctrica como elemento primordial para el lenguaje del Rock que JIMI HENDRIX llevó hasta límites insospechados por la imaginación, THE FLOW estaban liderados por el guitarrista, compositor y cantante Pete Fine, músico que más tarde llegaría a registrar dos discos en solitario, el primero de ellos excelente, una maravilla de cantos y rezos difuminados sobre una sugerente atmósfera de reverberación y guitarras acústicas, folk progresista enrarecido y psicoactivo…el segundo, nunca lo oí.

 

 

Como triunvirato de fuerza expansiva que navega su propio mundo, en «Greatest Hits» los surcos del vinilo, sombríos y llenos de sarcasmo, chirrían al contacto de la aguja en el estéreo como una invocación metálica que pretendiese extraños códigos, raras artes de lo invisible… miasmas de ruido multicolor y sonido ulcerado en generosas dosis de distorsión y volúmenes accionados al once, que se desprenden como virus de cepa de un cancionero sumamente estrafalario, lleno de enigmas y constantes revelaciones, Rock duro rudo y bastardo de la contracultura yanki que vio a Dios volando en el cielo al flotar en pirulas púrpuras, ese Rock deforme y anarquista suficientemente sofisticado que sabiendo de MC5 y el compromiso de guerra generacional que armaba a los grupos más combativos del periodo, amaba a MICK FARREN y a los DEVIANTS en Inglaterra, a los PINK FAIRIES y a los PRETTY THINGS, todo ese marginal disturbio de comunidad activa que se aspiraba como raya de impulso transoceánica, aquella atmósfera delirante de los cuentos crueles de Ladbroke Grove, TONY HILL, HAWKWIND…los GROUNDHOGS… macarras del delirio y el orgasmo poético con pelos largos, entrañas viscosas y alpargatas elásticas…Rock de una hermosura bohemia tan elegante como andrajosa, mendiga, difícil a veces…que se paladea con placer igual que una ingesta ceremonial de caricias dementes, sin debilidades ni escrúpulos…un estilo de rock sucio y alucinado el que estos mendas flipados practicaban -confiado supongo en exceso y de manera totalmente explícita a la irreprochable desconfianza que estoy convencido sentían hacia cualquier idea de lo comercial- que yo creo que podía sincronizar con la Creación creciendo en espíritu y mente al divagar entre fuerzas y espejismos interiores que le concedían, como entidad expansiva que pretendiera la nada abarcandolo todo, una sincera y honesta libertad de expresión, una verdadera implicación y actitud, algo creativo y puro, de fuerza y emoción; ejercicio de indiferencia supina huelga decir hacia un negocio y un mercado discográfico que en consecuencia, nada quiso saber sobre la trasnochada película de delirios y extravíos hippies que ya quedaba obsoleta en aquellas fechas de progreso progresista, cuando la deriva entusiasta del Rock de multitud y discos grandes mutaba cada vez más hacia un estado de confesión musical virtuosista que llevaba años persiguiendo grandilocuencias culturales, experiencias psíquicas más centradas en ese crecimiento estético que el intérprete pretendía a base de sinfonías y estrambóticos conciertos de piano con los que crear paisajes sonoros específicos, más complejos y elaborados en lo puramente artístico, algo que se alejaba por defecto mucho más allá de la mística psicodélica que implosionó dentro del Rock de 1966 con todo aquello del sentido del Universo, el LSD, los poderes galácticos, el karma y «la visión cósmica que crece dentro de tí» de los hippies caleidoscópicos…poco o nada saber en definitiva, sobre la siempre confusa trifulca subterránea que para bien o para mal, termina convirtiendo en maldito a todo lo que se aventura en lo excéntrico.

Se anuncia ahora una nueva reedición para esta obra de auténtico culto que es novedad que debiera ilustrar portadas mediáticas (ejemmmm) sin mayor esfuerzo (je, je…) referencia que pasa a tomar lugar de honor, preferencia y majestad, dentro del ya suculento catálogo de las joyas de la Corona que recupera la firma de prensaje regresivo Guerssen.

Un disco que no requiere ningún protocolo, obligación en sí misma como disfrute espiritual para cualquier aficionado al Rock que consiga viajar libre, sin pretensiones, sin ningún conflicto de identidad que pudiera martirizar las emociones más profunda. Guauuuuu!!!!

The Flow – The Flow Greatest Hits – «Mística psicodélica del Rock underground en los 70»

by: Lyd Heavyman

by: Lyd Heavyman

Adicto al Rock, las guitarras, los cómics Marvel de los 70, el cine mudo alemán, los libros que no puede entender y la tortilla de patatas de la venta Quemada.

1 Comentario

  1. Fialove oko

    Maravilla de comentario

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