Te digo desde ya que este disco me ha flipado hasta extremos y que no ha parado de sonar en mis diferentes dispositivos desde que tuve conocimiento de su existencia. Se lo he recomendado a quien ha querido escucharme perorar sobre él, incluso aunque sean esos compañeros de curro afectos al reguetaun ese (como quiera que se escriba) o al flamenquito que te miran con cara rara cada vez que abres de la boca y descubren que hay un mundo más allá de la radiofórmula. Me parece un discazo. Luego no digas que no te he avisado desde el principio. De hecho te puedes ahorrar todo lo que voy a contar a continuación e irte directo a tu proveedor de música favorito y darle al play porque el resumen ya te lo he hecho. Si aun así quieres leer lo que tengo que decir por mi encantado, continúa siguiendo estas líneas y deja entre ellas parte de la felicidad que portas. También puedes hacerlo mientras escuchas el disco, eso ya sería ideal y te vas a alegrar porque, creo que yo he dicho, esto es un pelotazo.

Ya sabemos quienes son los implicados, ¿verdad?. No necesitan mucha presentación. De un lado Full of Hell, uno de los grupos más destacables e interesantes que nos ha dado el grindcore en los últimos años. En el otro tenemos nada más y nada menos que a Primitive Man, un pilar del doom más pesado, cavernoso y rugoso que se factura en los States. No se trata de un split, nada de un puñado de canciones de cada uno en cada cara de un vinilo o repartiéndose el minutaje de un CD para tirar cada quien del público de los otros. No. Es un disco compartido de esos que, si estás en este mundo ya conocerás porque los propios Full of Hell lo han hecho en dos gloriosas ocasiones con The Body y una tercera, un poco malograda para lo que podría haber sido, si se me permite decirlo, con Merzbow. Algo así como la curiosa reunión de Oranssi Pazuzu y Dark Buddha Rising en la forma de Waste of Space Orchestra (que espero que conozcas y tengas bien escuchado, si no ya estás tardando), pero manteniendo las identidades de los grupos participantes en vez fundirse bajo una nueva etiqueta para la ocasión. Supongo que hasta en estas cosas se nota que los estadounidenses son más individualistas que los europeos, o al menos es la sensación que a mí me transmite. Pero vayamos al turrón, la música.

Si, como supongo, ya conoces a los sospechosos habituales de esta movida poco tengo que decirte de ellos y te estarás preguntando, yo también lo hice, cómo casaran ambas estéticas tan dispares en un mismo conjunto sonoro. Pues muy bien, empastan de miedo porque la locura ruidista, de acoples, electrónica, experimentación y aullidos agónicos desesperados de los Full of Hell entra de miedo con los acordes monolíticos, los bajos densos con toneladas de distorsión y esa furia primigenia que emana de cada nota que machacan Primitive Man. Han encontrado un punto de unión en ello que funciona con la naturalidad de una banda que llevase toda la vida trabajando en la misma dirección y saca una obra maestra refinada tras años de trabajo concienzudo.

En primera instancia parece como si en esta ocasión la batuta la llevasen Primitive Man, pero pronto se descubre que Full of Hell también tienen mucho que decir en el devenir de lo que estás escuchando. La fusión es perfecta, la simbiosis total. Estructurado en cinco temas, cuatro de ellos largos, larguísimos si los comparamos con los estándares del grindcore, y uno central que recuerda de qué hablamos cuando hablamos de tracateo, el disco se desenvuelve principalmente en un ritmo pausado y un tempo lento. Un fluir desesperante en el que a veces tendrás ganas de gritar con ellos para calmar la presión a la que someten y tener tu momento de catarsis. Es metal extremo, nadie dijo que fuese fácil, sólo que si te gustan estas mierdas esto te va a molar un puto universo.

Un muro negro de distorsión impenetrable, una música ominosa y rugosa que envuelve todo a su paso dotándolo de una pátina de oscuridad. La sensación de terror emanando de tus altavoces. Sin prisa, a paso lento, recociéndose poco a poco como los mejores guisos, separando tu carne de tus huesos, deconstruyéndote mientras buceas en las vibraciones que te rodean como si las mismas ondas sonoras pudiesen hacer frente a la gravedad y mantenerte flotando en el éter. Música para dejarte mecer y perderte en su atroz paisaje. Basta mirar los títulos de las canciones. Si lo vas a dejar todo para permitir que la trepanación de las alegrías futuras te rodee ya has abandonado toda esperanza al cruzar el umbral y cuanto queda es el infierno pleno y primitivo. Pasarás por la casa de los escombros, donde encontrarás algo más de movimiento para chocarte con la maza, será poco tiempo, no sufras más de lo necesario, tan sólo has de penar aquello cuanto te opriman las notas, mientras va menguando la voluntad. Todo terminará en los túneles hacia Dios no sé si por darte una esperanza o la agonía definitiva, aquí cada quien que decida que tipo de relación tiene con el concepto Dios, no seré yo quien se entrometa en como cada quien gestiona su forma de entender su propia existencia. Suficiente tengo con haber vivido esta alucinación sofocante una y otra vez desde que supe de ella. Y las veces que me quedan. Si te gustan estas cosas, me imagino que sí puesto que has llegado hasta aquí y, espero, estás escuchando el disco mientras, convendrás en que es una cosa muy seria lo que se han cascado esta gente, ¿verdad? Pues hala, a disfrutarlo. Hasta la próxima.

Full of Hell & Primitive Man – Suffocating Hallucination

by: Felix Morales

by: Felix Morales

Otro que pasó por la universidad para nada, como tantos. Culo inquieto, curioso insaciable, músico inclasificable y escritor para minorías. Nihilista nato. Autor de La senda del hipopótamo y Crisis de identidad. Mente perturbada tras ((((L)))) FAN ((((T)))). Toco en un grupo pero no me dejan decir cuál es. ¡Qué puta es la vida!

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