Hay algo atractivo y difícil en el hecho
de querer ser persona; a pesar del entorno
hostil que nos obliga, con prisa,
a identificarnos. Y quizá esto sea una guerra,
la guerra de la personalidad. No se trata
de añadir, si no de quitar lo que sobra;
como al escribir un poema.
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Ángel Ferrer prepara el arma, apunta, y dispara una sola vez. Luego la enfunda y sigue su camino sin comprobar si ha acertado.
Pero a su espalda, en la distancia… Un hombre cae desplomado al suelo, corazón hecho donut.
Hay un poeta, no recuerdo el nombre,
y quizá sean varios, que dicen que el poema
tiene que ser como un disparo.
Mi intención única, era hacer entender
a la juventud que no hay prisa por autodefinirse,
que se den tiempo y se observen bien.
La mayoría de nuestra educación desde niños
es añadida, pero hay que quitar todo eso que sobra
y quedarse con la esencia.
Gracias John
Ángel