Casi 100 años después se la primera versión nos llega esta otra película basada en el libro homónimo del escritor alemán Erich María Remarque en el que plasmaba sus experiencias como combatiente en la primera guerra mundial. La primera versión (de 1930) es considerada todo un clásico del cine anti belicista. En este siglo, hemos visto muchas cosas y han sucedido muchas guerras, demasiadas. Pero la crueldad y la injusticia siguen al orden del día en cualquier conflicto bélico. Esta nueva versión a cargo de Edward Berger (The Terror) es un film realmente notable. No se han escatimado medios ni recursos de todo tipo para narrar esta terrible historia. Edward Berger consigue que los 147 minutos de su película se vean con atención y que no sobre ni un solo plano. Estamos ante un film que bebe de películas previas sobre la primera guerra mundial como su propia primera versión, Senderos de Gloria, Gallipoli o la más reciente 1917. Obviamente, hay trincheras, barro y máscaras de gas pero pocas veces todos estos elementos han resultado tan terribles en pantalla. Lo dicho, no estamos ante un film bélico sino ante todo lo contrario. El inicio de Sin novedad en el frente no puede ser más demoledor: el uniforme de un joven recluta caído en combate es lavado y remendado para para vestir a otro reemplazo. La guerra es un monstruo cruel que se alimenta de ilusionados jóvenes a los que devuelve a casa convertidos en cadáveres desencantados.
Sin novedad en el frente denuncia la estupidez de los conflictos bélicos y la sinrazón de quienes los provocan. Pero no se queda ahí, también viene a denunciar la estupidez de un patriotismo exacerbado que solamente busca carne de cañón para satisfacer las ansias de gloria de unos pocos.Ya sabemos que el patriotismo puede ser el último refugio de los canallas. Sin novedad en el frente habla de cómo esos jóvenes ilusionados están dispuestos a alistarse para luchar por su patria sin saber realmente lo que les esperaba. Las banderas pueden simbolizar ideales muy nobles pero cuando ves a tus amigos caer acribillados en el campo de batalla y sin ningún motivo… puede que tus ideales cambien. Tras la ilusión viene el desengaño, ya el primer día, aunque lo peor está por llegar. El miedo y la barbarie dejan paso poco a poco a la insensibilización. El joven e idealista protagonista acaba convertido en una máquina de matar sin mayor objetivo que sobrevivir y causar el mayor daño posible al enemigo. ¿Y el objetivo de la guerra? Nada se habla de ello. A los soldados no se le permite pensar, sólo obedecer órdenes.
Me gustó cómo se aborda el tema de la gestación del armisticio y cómo se apuraron las hostilidades hasta las 11 horas del 11 de Noviembre de 1918. Se puso fin a un conflicto aunque quizás se cargaron en exceso las tintas a la hora de responsabilizar al bando alemán. No olvidemos que tal hecho fue el germen de otra guerra no menos destructiva que asoló el mundo apenas 20 años después.
Técnicamente sobresaliente, la factura de cine bélico es impresionante. Rodada con una fuerza expresiva tremenda, en ese aspecto no puedo ponerle ningún pero a Sin novedad en el frente. Quizás algunos pasajes sí me resultaron excesivos o demasiado melodramáticos como la empatía con el soldado francés, escena que no acabé de entender y me sacó un poco de la trama. Tras acabar el film pensé que Sin novedad en el frente no aporta nada nuevo que no hayamos visto ya ni tiene una mirada propia aunque está muy bien rodada. Sin embargo, creo necesario que se hagan películas como Sin novedad en el frente para que las nuevas generaciones conozcan la historia y no comentan los mismos errores. Debo destacar, eso sí, la estridente banda sonora de Volker Bertelmann. Esos golpes sonoros se clavan en el alma. Casi como la misma película.
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