Seguimos conociendo el “Chinatown” madrileño en forma de restaurantes. Y es que el barrio de Usera ofrece múltiples posibilidades para comer la auténtica cocina china. Hoy visitamos el Guo Rong, marisquería situada en la calle Dolores Barranco, otro local de la ciudad de Wenzhou, ciudad costera de la provincia de Zhejiang que como es lógico se especializa en productos del mar. Una zona de donde proviene una parte importante de la comunidad china en España que en el tema de la restauración tiene otros sitios tan conocidos y destacados como el Lao Tou.
El local se encuentra en un gran edificio, en su primera planta, en un edificio que en el pasado fue un lugar para celebraciones , con mesas con mantel y sillas de banquete para numerosos comensales pues apenas hay para dos personas. La carta, como sucede en casi todos estos restaurantes es muy extensa y se necesitaría de bastantes visitas para probar la mayoría de sus elaboraciones y, además hay fuera de carta con los mariscos que nadan en los varios acuarios que tienen en el fondo.
Para el maridaje optamos por la cerveza Tsingtao, aunque también tienen vino y birras nacionales. La razón es que el fruto de la vid no suele casar bien con sabores potentes y mucho menos con el picante aunque en este ocasión descubrimos el mundo del dulce en las preparaciones.
Como entrante disfrutamos de un tofu con huevo milenario, con ese color negro y ambarino que le otorga el tiempo sumergido en ceniza. Estaba realmente bueno, bañado por un toque caramelizado del tofu, la soja y cilantro.
Para acompañar, solicitamos una de las especialidades de la casa como son los churros con gambas, también con toque dulce aunque la masa no se parezca a la española y coronado con mahonesa y carne desecada. Es una de las cosas que hay que pedir sí o sí en el Guo Rong, como sucede con sus mariscos.
En este caso, ante nosotros llegó una fuente de navajas con cebollino con una base de salsa de soja de la que no podemos objetar nada.
Otro de los productos estrella es el arroz negro tres delicias, bastante distinto de lo acostumbrado a lo que entendemos por arroz tres delicias. También estaba coronado con la carne desecada. Como las raciones son grandes podríamos haber acabado aquí saciados pero el espíritu de probar nuevos sabores pudo más que nosotros y seguimos con un par de platos más. Y, ojo, con esto porque las raciones son más que generosas.
Así que solicitamos un plato de sepia salteado con verduras. Magnífico, con un corte en zigzag en el cefalópodo y apio y zanahoria con un toque de picante, de jengibre y ajo. Nos gustó mucho, tanto como la carne con pan.
Una especie de “pulled pork” con una gelatina por encima bien especiado y alrededor bastantes bollos de pan al vapor relleno de yema de huevo. Genial, sobre todo si uno abre el pan y lo rellena con la carne, quedando un delicioso “bollo preñado” en versión asiática.
Tras el pantagruélico ágape nos quedamos con ganas de probar sus sopas y platos que se calientan con hornillo (tenían gran pinta) pero visto el tamaño de los platos decidimos dejarlo para otra ocasión, así que empezamos la digestión con un té verde chino, presentado en una bonita tetera y el obsequio de la casa de unos trozos de naranja. Gran sitio el Guo Rong.
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