Siete años llevaba sin dirigir Michael Mann (desde “Blackhat: Amenaza en la sombra”), uno de los grandes talentos en el cine de acción. Sin duda, era el principal reclamo para los cinéfilos pero es que además esta serie ofrece muchas más virtudes que defectos.
Es una lástima que Mann sólo se ponga detrás de la cámara en el primer episodio (sin duda el mejor dirigido) pero el tono medio de “Tokyo Vice” es notable y sólo desluce algo alguna laguna de guion causada por un exceso de personajes. Aun así estamos anteun talentoso ejercicio, basado en el libro de Jake Adelstein, un joven periodista que consiguió ser el primer occidental en trabajar en un importante diario de Tokyo y desde allí, fruto de sus contactos con la policía y gente de la noche y el hampa, investigar la guerra abierta entre dos clanes rivales de la Yakuza. Un argumento muy del gusto de Michael Mann quien no sólo se limita a dirigir el episodio piloto sino firmar como productor ejecutivo. Su espíritu y la forma de filmar parece herencia suya y el propio título nos recuerda al de “Corrupción en Miami” (“Miami Vice”), uno de sus mayores éxitos. El creador J.T. Rogers parece rendir pleitesía a un infravalorado creador.
Reparto que funciona encabezado por Ansel Elgort, cuya fama le llegó con “Baby Driver” y con posterioridad protagonizó el «West Side Story» de Spielberg. Un actor no demasiado expresivo pero que cumple a la perfección su cometido, con la semidesconocida Rachel Keller, que se convierte en un gran descubrimiento, como pareja. Importante contribución la de Shô Kasamatsu como atormentado joven mafioso que se debate entre su moral, el amor y la lealtad a la Yakuza y el veterano Ken Watanabe que a buen seguro tendrá más presencia en próximas temporadas pues el final inconcluso deja pie a más capítulos.
Ritmo adecuado, interpretaciones convincentes y unos técnicos que cumplen como es el caso de la fotografía (uno de los pilares en el cine de Michael Mann) o la banda sonora de los cada vez más al alza Danny Bensi y Saunders Jurriaans que consiguen que estemos inmersos en esta trama que une la investigación (en sus dos vertientes: periodística y policial) junto a la acción que supone el enfrentamiento criminal con los grupos mafiosos. Y además para jugar con cierta verosimilitud, “Tokyo Vice” está rodada en dos idiomas, siendo el japonés más importante que el inglés, lo cual supongo que es un “hándicap” para su estreno en Estados Unidos pero que dota a la obra de una coherencia interna digna de encomio.
Un producto de HBO que sigue en su línea de ofrecer trabajos más arriesgados y de calidad, en este caso apostando por uno de los nombres importantes en el cine de finales del siglo XX y lo que llevamos de XXI como es Michael Mann, alguien que nos lleva epatando desde su “opera prima” «Ladrón», pasando por joyas como “Heat”, “El último mohicano” o “El dilema” aunque con esta historia de estadounidenses investigando a la yakuza y sufriendo las consecuencias de ello pueda remitirnos a obras como “Yakuza” de Sydney Pollack o “Black Rain” de Ridley Scott.
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