“Armageddon time” parece cine de otro tiempo. No sólo porque esté ambientada a inicio de la década de los ochenta del siglo pasado, poco antes de que Ronald Reagan llegase a la presidencia del gobierno de los Estados Unidos, sino porque hasta en la textura de la película y la estupenda fotografía de Darius Khondji nos conduce a esos años, como si nos encontrásemos en el Nueva York de Woody Allen en sus cintas de los setenta, ochenta y noventa aunque, a pesar de ese referente en el grano, Khondji sólo trabajo con el creador de “Annie Hall” en “Todo lo demás” de 1995. Eso y que los protagonistas sean unos judíos de Queens aunque no se incida tanto como en la filmografía del creador de joyas como “Delitos y faltas”.
Aunque el color, el tono y el protagonismo de la ciudad nos lleven a Woody Allen poco más puntos en común existen pues “Armageddon time” es un drama de cierta denuncia social donde se intenta criticar, de forma más o menos velada, la ventaja de las élites sobre los marginados, del rico frente al pobre que desemboca en la figura de Donald Trump desde los primeros años de escuela. El guion de Gray nos presenta a un chaval de clase media en una escuela pública. Un chico bastante mal estudiante pero con cierto talento para el dibujo que merced al dinero de sus abuelos puede dejar sus malas compañías para cambiar de colegio a uno privado donde mejorar su educación. El problema es que su antiguo centro educativo lo ha convertido en un rebelde inadaptado que no soporta normas, acrecentado por la amistad de un chico negro repetidor, que insulta a sus profesores y que vive de forma miserable con su incapacitada abuela. El protagonista sólo tiene un contacto con el respeto y la autoridad en la figura de su abuelo.
Dividida en dos partes, claramente diferenciadas, “Armageddon time” quiere contar una crónica social donde se hibridan la educación y los valores con la delincuencia juvenil, el soporte familiar como muro de contención frente el abismo y el racismo intrínseco en la clase dirigente de esa época. Todo narrado sin demasiada acción (pues no ocurren cosas demasiado graves), con gran sentido de la nostalgia y un punto maniqueo. No ofrece nada nuevo pero tampoco está mal contado.
Lo mismo sucede con la puesta en escena, con el mismo halo dramático de evocar virtudes del pasado que podía tener “El sueño de Ellis”, con la que guarda algunos paralelismos ofreciendo el reverso oscuro de la inmigración. Quizás allí acabó la mejor etapa de james Gray tras sus estupendas “a noche es nuestra” y “Two lovers” empeorando su carrera con “Z. La ciudad perdida” y, de nuevo, elevando el nivel con «Ad Astra». Como en toda su trayectoria su epopeya tiene cierto ritmo pausado, una frialdad deliberada y una forma de avanzar con pocas acciones destacadas. La vida y nada más. “Armageddon time” no aburre pero quizás lastrado por esa forma de filmar, en este caso, adolece de algo más de tensión que pueda fomentar la crítica a las élites y las diferencias sociales que quiere explicar al espectador, cosa que llega a su clímax con la detención de los dos amigos y la diferencia de trato en comisaría (sin duda la mejor secuencia junto a las conversaciones con su abuelo).
Para que las modestas premisas de su cinta lleguen a más público, Gray utiliza unos cuantos rostros conocidos como los de Anne Hathaway, Anthony Hopkins o Jeremy Stong, el imponente Kendall Roy de la serie “Succession” aunque los centros de atención sean los dos chicos Banks Repeta y Jaylin Webb que al final consiguen que aunque “Armageddon time” no se encuentre entre lo mejor del cine de James Gray tampoco irrite en exceso y se vea con agrado. Un producto menor, fácil de consumir y entretenido, a pesar de la frialdad con la que suele encarar su director la gran mayoría de sus producciones.
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