“Sueños de un seductor” es el título por el que se conoce en España la obra teatral “Play it again, Sam” de Woody Allen. Todo marcado por la estupenda película de Herbert Ross con unos inconmensurables Woody Allen y Diane Keaton.
En esta versión de Juan José de Arteche y Ramón Paso, con dirección de este último no encontramos demasiadas licencias frente al original, cambiando el apartamento neoyorkino de década, pues nos sitúan en los ochenta frente a finales de los sesenta o principios de los setenta, algún leve cambio al final y el simpático punto de colocar a Mia Farrow como “femme fatale”. No molesta e incluso otorga un punto a favor. Nos interesa que en estos tiempos donde los directores y dramaturgos suelen intentar enmendar la plana al original podamos encontrarnos con una adaptación fiel al original que funciona desde el primer minuto de su hora y cuarto de duración. El público sabe a lo que va y lo que quiere ver y De Arteche y Paso lo ofrecen para que pasemos un rato agradable y podamos echarnos unas risas con una obra que conocemos bien.
El escenario no necesita de mucha parafernalia: un sillón, algunas estanterías y una mesa nos trasladan a la vivienda de Allan Fix, ese neurótico incorregible al que le intentan buscar novia su pareja de amigos, ya que ha sido abandonado por no salir de Nueva York. Y que tras sus múltiples fracasos y ver en todos los lados a su ex mujer y Bogart, acabará liado con la esposa de su mejor amigo. Escenografía simple pero eficaz, tanto como el juego de luces que mediante fundidos a negrohacen que los personajes se cambien de ropa y, por lo tanto, generar las medidas elipsis narrativas ideadas por Woody Allen.
La dirección de actores es convincente, moviendo a los personajes de la forma que todos esperamos. Esto es: histriónicos y en más de un momento “pasados de rosca”. Así los creo Woody Allen y con sus manías, fobias, filias y problemas sentimentales nos divierten y en momentos consiguen la carcajada en el patio de butacas del coqueto Teatro Reina Victoria, al cual hace bastante tiempo que no nos acercábamos.
El reparto cumple encabezado por el ex “Caiga quien caiga” Javi Martín, el cual lleva su complicado papel sin problema, acompañado de una Ana Azorín con la que exista química. Destacable entre los secundarios las dos mujeres Inés Kerzan y Ángela Peirat y simpáticos Sergio Otegui y Jordi Millán. Todos consiguen llevar “a buen puerto” la obra y que al salir no lamentemos un destrozo al material original o que las comparaciones con el filme nosean despiadadas.
Obra recomendable que aporta un punto de valor a la cartelera actual y que demuestra el talento de un Woody Allen que con probabilidad no pueda volver a dirigir nada por esa política de la cancelación que condena a la muerte civil sin necesidad de juicio ni de pruebas objetivas. Peligroso. Muy peligroso. Cosa para no tomarse a broma aunque Allen siempre se mantuvo en los altos estándares de la comedia. Preferimos la risa que la amargura.
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