En 2009, unos desconocidos Whiskey Myers lanzaron un álbum homónimo y de producción propia que les propulsó al siempre bonito pero temible título de «los nuevos abanderados de la música sureña». Todo fueron halagos y reconocimientos con primeros puestos en revistas especializadas, cosa que volvieron a conseguir y renovar a nivel mundial con “Firewater” su siguiente trabajo, un disco 100% rock and roll, ¡perfecto! Luego vinieron otros y pareció que perdieron algunos seguidores por el camino; la fórmula, repetitiva aunque honesta ya no sorprendía, y caían en algo de esa comodidad conseguida por el éxito.
Ahora en pleno verano del 2022 sale “Tornillo”, en español, tal cual, pero llamado así por la ciudad fronteriza que alberga el complejo de grabación donde se confeccionó este nuevo disco lanzando como es tendencia en estos tiempos, en diferentes colores de vinilo y otras innecesarias chorradas enfocadas al público hipster y moderno, más que al seguidor fiel y purista.
Pero en lo referente a su contenido, Whiskey Myers siguen con su propuesta honesta y una utilización de instrumentación sin restricciones, dejando que la música hable por sí sola.
La banda de seis integrantes se ha esforzado por explorar más a fondo nuevos paisajes sonoros, siguen siendo Whiskey Myers, pero bebiendo de la Motown, y de Muscle Shoals, agregando la legendaria influencia del gospel de las McCrary Sisters al proyecto en los coros, como también supo hacer Mike Farris.
En definitiva, Cody Cannon a la cabeza en la composición junto a John Jeffers y sus compañeros de banda Jamey Gleaves y Tony Kent, y la ayuda del cantautor Aaron Raitiere, han hecho lo que mejor saben hacer, pero insuflando aire fresco a una fórmula que a veces puede caer en lo repetitivo y aquí, consiguen mirar más allá del horizonte.
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