A lo que iba, que Tierra Santa destacaba en muchos aspectos por encima de gran cantidad de bandas de la época además de no coincidir en estilo, ya que lo de los riojanos era Heavy Metal de tintes clásicos. Además en directo reforzaban esta creencia personal – y son varias veces las que he podido comprobarlo – estando en mi opinión por encima de la media. Y el caso es que mientras muchos desaparecieron, otros trataron de volver aprovechando el viento remanente y muchos quedaron en el olvido, Tierra Santa, auténticos currantes, ahí siguen. Alguien me preguntó hace unos días: ¿Qué tal el disco nuevo de Tierra Santa?. Mi respuesta fue, pues suena a Tierra Santa 100% y ya os aseguro que para mí eso es signo de éxito y de satisfacción. Es cierto que la banda en ciertas épocas ha tratado de acercar a su sonido la influencia de otras formas de entender el heavy metal para tratar de revitalizarse pero es que cuando se ponen a hacer lo que mejor saben hacer, cuando se convierten en esa banda que cualquier fan del heavy metal no puede dejar pasar.
«Destino» acumula un puñado de canciones de tinte épicos sin historias grandilocuentes sino a base de una honestidad y fe en lo que hacen. Sacan músculo, sobre todo en las líneas de bajo, siempre tan importantes en la forma de entender su música. El gran acierto de «Destino» es que Tierra Santa ha sido capaz de recuperar la esencia de discos como «Legendario» o «Medieval», proclamar esa pasión por el heavy metal como vehículo con el que desarrollar una manera de vivir pero a la vez aderezarlo con todo aquello que han ido incorporando durante los últimos tiempos pero sabiendo como hacerlo de manera que actue como ingrediente que enriquece pero que no altera el sabor de la base. Si no me crees, escucha «Crucé el infinito por tí»
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