Me he estado aguantando y mucho la reseña del esperadísimo debut de los californianos STÖNER, una mini-‘All Star Band’ con dos piezas definitivas del movimiento Stoner como el ínclito Brant Bjork (Kyuss, Ché, Fu Manchu, Vista Chino,…) y el siempre efectivo y voluble Nick Oliveri (Kyuss, Mondo Generator, QOTSA, Svetlanas, The Dwarves…) al bajo, a los parches han reclutado a Bryan Güt, el baterista de los últimos discos en solitario de Bjork.
Y bien, para comenzar, aquí tenéis la excepcional portada obra de Branca Studio con esa excepcional lechuza casi-merendándose un escorpión en pleno ocaso desértico. El disco lleva por título Stoners Rule (2021), fue grabado en Rad Cabin, Joshua Tree en octubre del mismo año y es una clarísima declaración de intenciones y reivindicación máxima de la escena desértica y del respeto que se debe y se tiene que tener hacia ella.
Aquí tenéis el primer aperitivo que ‘liberaron’ allá por finales de abril, un arenoso y groovie «Nothin'»…
Editado bajo el sello Heavy Psych Sounds a finales de junio de 2021, como os decía, me lo he estado aguantando pues la banda ya interpretó todos sus temas en directo en los Live In The Mojave Desert Sessions.
Stoners Rule (2021) no va romper los cánones de la escena, es un disco que exuda arena, momentos muy bluesys (esos que tanto le gustan a Bjork) e hipnotismo y densidad stoner en su justa medida, nada sorprende, no supera proyectos anteriores ni supera las composiciones míticas conocidas por todos, pero es un disco que se deja escuchar, que te atrapa claramente a partir de la segunda/tercera escucha y que tiene una presencia en primer plano del bajo de Oliveri que se complementa muy bien con el fuzz bluesy de Bjork. «Rad Stays Rad», «The Older Kids» y el citado «Nothin'» podrían ser los más stoners al uso, los más cercanos al imaginario de Kyuss que tanto amamos, pero el desert blues también predomina y se expande a base de peyote y demás hierbas en «Own Yer Blues» y el Hendrixiano «Stand Down». La única locura del disco pertenece a esa pequeña travesura de Oliveri llamada «Evil Never Dies» en donde se queda a gusto berreando en un corte stoner punk muy ‘a la Mondo Generator’. El disco se cierra en modo psicodelia con el sinuoso y flotante «Tribe/Fly Girl», más dinámica su primera parte, más atmosférica y jammy en la segunda. En conclusión, una inesperada sorpresa en forma de banda que si bien no ofrece nada nuevo (ni lo pretende) te hará pasar muy buenos momentos a la sombra de un cactus (o, en su defecto, de una sombrilla).
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