“Obi- Wan Kenobi” parte de una premisa a todas luces innecesaria pues se sitúa tras los hechos acontecidos en “La venganza de los Sith” y antes de “Una nueva esperanza”. Es decir tras la conversión de Annakin Skywalker en Darth Vader y la infancia de Leia y Luke. Que su idea central carezca de interés “a priori” no es necesariamente malo pues recordemos que “Rogue One” también partía de una idea sin demasiado calado (¿a quién le importa cómo se consiguieron los planos de la primera Estrella de la Muerte?) pero merced a la dirección de Gareth Edwards la cinta se convertía en lo más interesante rodado por Disney, una vez que se hizo con los derechos de “Star Wars” exprimiendo la franquicia buscando el mayor rédito económico. En televisión también tenemos un buen ejemplo de cómo crear buenos productos con «The Mandalorian» o mediocres como “El libro de Boba Fett”. Por desgracia, este “Obi-Wan Kenobi” es muy inferior a ambas resultando lo peor filmado por la insigne compañía. Un desastre sin paliativos que en ningún momento eleva el tono y que nos deja con una sensación de desazón durante todos los episodios.
Los motivos para semejante disparate son claros. Buscando un tipo de público amplio han creado un serial demasiado infantil, sin ninguna personalidad, profundidad en los personajes y con unos cuantos protagonistas que resultan antípaticos. Y eso en cuanto al libreto pues la dirección es lamentable pues a pesar de los ingentes medios, todo “Obi-Wan Kenobi” parece rodado como Serie B. Y eso es grave y responsabilidad de Deborah Chow quien firma la realización de todos los episodios, apareciendo también como productora ejecutiva. Veo complicado empeorar la puesta en escena consiguiendo secuencias de comedia involuntaria como las dos persecuciones con la princesa Leia, tan ridículas como mal planteadas y con horribles resultados. Una con el secuestro donde unos sicarios persiguen sin mucha convicción a una niña no demasiado rápida y otra tras el rescate donde la pequeña escapa, sin motivo aparente, de su salvador. Y es que esta Leia Organa menor de edad acaba resultando un personaje cargante: resabiada, pedante y con nula evolución dramática. Sin duda lo peor de unos roles que no dejan de ser arquetipos y donde la lucha entre el bien y el mal entre kenobi y Darth Vader tampoco está bien resuelta, con uno al que sólo le falta ser alcohólico para iniciar su camino de redención y otro basado en la venganza. Tópicos que bien llevados emocionan pero es que ni siquiera en los dos combates entre ambos hay un mínimo de grandeza, como sucede con la Hermana Inquisidora cuyo recorrido es absurdo pues pasa de ser una letal enemiga de los Jedi a atacar al Imperio sin solución de continuidad y con una pueril excusa que más parece un “deus ex machina” que una solución lógica.
Entre el reparto cumple Ewan Mc Gregor entre unos intérpretes no creíbles y con bastantes guiños a la nostalgia pues tenemos la voz de James Earl Jones o Hayden Christensen. Entre los secundarios aparecen nombres conocidos como los de Jimmy Smits o Joel Edgerton.
Seis capítulos que naufragan por culpa de la propia Disney y de una directora que puede quedar marcada por este desaguisado fílmico, con pocos momentos para el entusiasmo y mucho tedio y soluciones desacertadas, no sabiendo o pudiendo demostrar que estamos ante una producción de dinero y recursos. Quizás lo mejor sea cuando suena el tema de Obi-Wan Kenobi compuesto por John Williams (aunque el resto de la convencional banda sonora sea de Nathalie Holt) y que nos suena al “Tema de Sigfrido” creado por Richard Wagner para “El anillo del nibelungo” pero, como se narraba al final del “Conan, el bárbaro” de John Milius, esa es otra historia.
0 comentarios