No puedo ser jamás objetivo con el protagonista de hoy, Alice In Chains me marcaron tanto en los 90’s que se quedaron para siempre instalados e insertados en mi fibra sensible. PARA SIEMPRE. La ‘resurrección’ de Alice In Chains y de JERRY CANTRELL, su ‘factotum maximus’, fue algo a celebrar por quien suscribe, disfruté mucho de Black Gives Way To Blue (2009) (sobre todo) y de los dos discos que vinieron después (un poco menos) pero tenerlos en activo era suficiente para mí (discográficamente alcanzaron su cima hace ya años, incluso décadas), al igual que hoy en día me pasa con bandas como Redd Kross, Faith No More o Foxy Shazam entre otras. Volviendo a Mr. Cantrell, tan sólo faltaba comprobar qué nos tenía reservado en su tercer disco solista después de 19 años desde aquel Degradation Trip de 2002 y después de haber pasado por este drama pandémico que, sobre todo a un músico inquieto como él y con multitud de compromisos en directo desde la vuelta a los escenarios en 2006, debe haber afectado a buen seguro en su ‘modus operandi’ pero que, por contra, debe haber inspirado estas nuevas composiciones que se alinean bajo el título de Brighten (2021)…
Déjate ‘Expiar’ por dentro, Jerry sabe lo que se trae entre manos…
Pues bien, las nueve composiciones propias (+ cover de Elton John con su «Goodbye») de que se compone Brighten (2021) son un plato selecto y de fácil digestión desde la primera escucha, Cantrell se ha despojado prácticamente de su típico ‘wall of sound’ y de las acostumbradas texturas claustrofóbicas de la banda madre para gestar un tracklist ligero, ciertamente luminoso y explotando sus conocidas influencias country & blues. Y esto es de agradecer, la densa oscuridad está bien que se la deje para la banda madre a pesar de que los dos primeros temas, «Atone» y «Brighteen», anden bien cerca de la disciplina AIC a pesar de las atmósferas country & southern del primero y de lo facilón y catchy que resulta la escucha del segundo. Los invitados era obvio que no iban a eclipsar a su líder y Greg Puciato hace de perfecto secundario a las segundas voces consiguiendo esas armonías vocales tan típicas marca de la casa Cantrell. En cuanto a Duff McKagan, pues bueno, ha participado en todo el álbum y su labor es de apoyo, sin más, sin destacar en ningún momento, ni tener un momento de lucimiento. Volviendo al tracklist, los aromas campestres destacan en muchos momentos, ahí tenemos los melosos «Prism Of Doubt», «Nobody Breaks You» o «Dismembered» con buenos estribillos y momentos ‘malignos’ para no olvidarnos de a quién nos enfrentamos… No pasa lo mismo con la balada «Black Hearts and Evil Done», muy cercana a aquel SAP (1991) perdido en el tiempo… Destacaré por encima de todo mi tema favorito, un cruce de cables maravilloso es lo que me produce la escucha de «Had To Know», una electrificada y enfermiza composición que se nutre del sonido clásico de Screaming Trees en el que parece que Mark Lanegan va a hacer acto de presencia hasta que entra Cantrell y Puciato aportando la trademark AIC. Muy buena la aportación de teclados que le dan un toque fresco y sorprendente nunca visto antes en el cancionero de nuestro protagonista. En definitiva, un álbum de fácil asimilación, sin dejar de lado a ‘Alicia’ pero mostrando esa parte más rural y tradicional del guitarrista de Seattle. Se disfruta desde el primer sorbo, I promise…
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