Hace unos días me enteré de la visita de Downtown Losers, proyecto de Dolphin Riot (Ex-77), a La Línea de la concepción. Y un melomano a la par que asistente insistente de conciertos como yo se alegró por el hecho de tener un planazo para el sábado noche. Lo que no me esperaba era lo que se me venía encima, una de las crónicas más complicadas de escribir hasta ahora.
¿Por qué?, os preguntaréis. Sencillamente porque todo hizo referencia a aquel título de película «Una serie de catastroficas desdichas». El trío formado por Sofie (Voz y guitarra), el ilustre Fernando Pardo (Sex Museum, Los Coronas,…/ Guitarra principal) y Dolphin Riot (Ex-77 / Voz y batería) saltó al escenario. El grupo tenía todo para gustarme, grandes músicos, música de raices y el excelente maestro de ceremonias Fernando Pardo. Pero hubo varias cosas que arruinaron bajo mi prisma la actuación, para empezar había una colección de chupitos cerca de los micros y pedales de los componentes. Yo cuando tuve un breve y fugaz paso por los escenarios tomaba un chupito antes y después del concierto, pero era como una celebración y compadreo entre nosotros de un lingotazo de alcohol; en el caso de esta banda parece que era como una anestesia para los nervios. A ver, no todo el mundo es Slash o Joe Perry en sus buenos tiempos para aguantar en las tablas con cierto punto de ebriedad, pero es un arma de doble filo y en este caso, creo que se cortaron. Voy a darles como excusa la dificultad de una banda que depende de una conexión Dallas – Madrid, pero en el día de hoy el avión entre ambas ciudades perdió el rumbo.
Obviamente tocan mejor que muchas bandas amateur o que incluso yo cuando me dió por dar conciertos, pero la falta de ensayos se hizo muy evidente y en músicos de determinado nivel es muy poco perdonable. Licks de blues que se perdían, ritmos desacompasados y solos fuera de nota se hicieron bastante presentes a lo largo del set. Cosas salvables de la noche, las ocurrencias e historias de Fernando Pardo entre canción y canción, la voz de soulera de Sofie o la batería del señor Riot. Pero eso no tapó lo anteriormente mencionado o el hecho evidente de que Dolphin Riot es mejor batería que cantante en los temas donde lucía su faceta menos natural.
Al margen de que una parte de mí se siente mal por tener que escribir este tipo de crónica y hablando del sonido de la banda; destacar que hacen un blues rock bastante resultón, aunque arriesguen poco dentro de lo que da el estilo. Yo creo que con unos ensayos más a sus espaldas y más sobriedad pueden alegrar más de una noche a cualquiera. Realmente les deseo mejores noches, pero en este caso me fuí del concierto con la sensación de que pagué demasiado para lo que me ofrecieron a cambio. Alguna vez me tenía que tocar una crónica en un color más oscuro que brillante.
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