Barbarians es el segundo disco de la banda de rock vintage Komodo. Y digo vintage porque estos chicos son de difícil clasificación. No hay mucha información de estos músicos por la red, así que lo mejor que podemos hacer es ir a su trabajo, a su música, unas melodías salpimentadas con aderezos o tintes 60s y 70s, que harán las delicias de los escuchadores más nostálgicos.
Cuentan con solo un disco más a sus espaldas, de título Komodo y publicado en el año 2019, pero no por eso están faltos de experiencia, porque en cuanto escuchéis algunas de sus canciones, veréis de lo que son capaces este grupo de músicos.
La primera canción que abre el disco es Lost Kids, una alegre melodía especiada con el bello sonido de un acordeón, que nos da una idea de por dónde transita la banda. Un cierto toque vintage que salpica todo el álbum, dándole una personalidad única e inclasificable.
Ghost Pilot es el segundo corte, en el que escuchamos lo que parece un instrumento árabe, un sitar pakistaní, que se mimetiza perfectamente con esa rítmica batería, que, junto a la voz de su frontman, nos parece estar oyendo a los mismísimos Arcade Fire en sus mejores momentos.
La flauta travesera es el siguiente condimento de la preciosa Easy Prey, otra canción distinta a las demás que nos sorprende. Ya que este disco no te permite acomodarte en un sonido homogéneo como pasa en la mayoría de los álbumes de muchas bandas.
Volvemos a sonidos arabescos mezclados con una fresca batería que con su ritmo math rock, nos hace mover los pies en la primera escucha. Su título, Kerosene. Ya con la siguiente, Barbarians, nos encontramos en el meridiano del este disco tan exótico. Una mezcla de sonidos provenientes de oriente que maridan a la perfección.
Con Zig Zag, se nos presenta una guitarra que nos recuerda al lejano oeste. Como veis hemos cruzado no solo de meridiano, si no de punto cardinal también. Push & Pull es la siguiente melodía que nos transporta a otro lugar nuevamente, en este caso imagino a unas bailarinas de la danza del vientre a ritmo de rock’n’roll. ¿Por qué no?
Ya veis que todo es posible con Komodo. Nos sorprenden a medida que vamos avanzando por los surcos de este su segundo y gran trabajo, como con The Will, una alegre melodía aparentemente sencilla de corte más americano, para dar paso a Tamraght, un rock’n’roll al más puro estilo añejo, esta vez instrumental, que nos retrotrae pudiera ser a la banda sonora de una de las pelis de Tarantino.
Y terminamos este singular disco con Systems Collapse, otra melodía que suena también a esos ritmos americanos acompañados del sonido de un banjo bien afinado. Un trabajo el de esta banda que sorprende en cada canción y que, acompañado de una bonita portada, nos deja la sensación de haber viajado a lo largo del mundo; de un mundo sin fronteras que se enriquece de todas las culturas que lo pueblan, dando como resultado esta mezcla tan exótica como festiva.
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