Os había prometido volver a nuestro producto nacional en forma de ‘Oleadas Stoner’ pero he de recular… ¡se me había pasado que por fin me voy a estrenar en directo con FRANK SUZ!, ¡y no he reseñado todavía su recién estrenado segundo disco! El evento será el próximo viernes 27 de mayo en Valencia. Ya hice un promo-post hace unas semanas versado en su primer sencillo de adelanto y en las primeras defensas de Mambo Voodoo (2022) por lo que, como último apoyo promocional antes del ansiado concierto para quien suscribe, toca hacer la reseña de rigor ahora que estamos dándole bien duro a un disco que es pura magia envuelta en rituales oscuros y mucho sonido New Orleans. ¡Pasen!, ¡¡¡Pasen y vean cómo se las gasta el Barón Samedi!!!…
Embarrémonos de nuevo con «El huerto del conejo muerto» antes de que nos hechicen…
Nadie mejor que nuestro protagonista para abrirnos la puerta a su nuevo bestiario sónico y conceptual:
«… Aviso que el sonido de Mambo Voodoo nada tiene que ver con Inferno, he ahí el riesgo y la magia tanto para mí como para vosotros… Cuando inicié esta aventura tenía clara una cosa, que cada disco iba a ser conceptual y conllevaría una evolución de sonido en cada nueva etapa…»
Si comenzamos por la portada del álbum en rojo fuego y dorados, con un retrato vintage de nuestro protagonista, ya advertimos el cambio de estética y de concepto. A día de hoy no sabemos si está inspirado en los billetes de las pasadas pesetas o en esas instantáneas ‘horror’ de la famosa escena de Los Otros (2001), la peli de Amenábar. En cualquier caso, se quieren adivinar detalles de su nueva obra con esa estética más sobria y de otra época…
Musicalmente hablando… pues nos encontramos con un sonido más cuidado y sofisticado, sin desmarcarse de su actitud crápula y su Horror Rock/Vodevil pero prescindiendo de sonidos industriales, samplers, etc,… y sí enriqueciéndolo con vientos, xilófonos, clavicordios, etc,… un sonido más cabaretero, decadente y de claro pestuzo New Orleans. Mambo Voodoo me suena al Tom Waits de Swordfishtrombones y Bone Machine, un poquito a Nick Cave en momentos oscuros, a los Mr. Bungle de California, al neo swing de Big Bad Voodoo Daddy, Brian Setzer Orchestra y Royal Crown Revue… a vodevil pantanoso, a jazz blues, a muchas cosas y muy buenas que te van a hacer pasar un rato de lujo. Abre el trayecto a NOLA la instrumental «Lousiana Rougarou», vitalista, atractiva, con los teclados de Suz y los vientos llevando el timón. Le sigue uno de los instant classics, el tema homónimo «Mambo Voodoo» en donde la ‘Máquina de Huesos’ echa a andar y nos dejamos llevar por el ritual vudú y la pegada de una base rítmica muy presente, potente y explosiva a cargo de Insidious (bass) y César Valerón (drums). La fiesta sigue, sube de nivel con Cabaret Rock de «Incubus (El Depravado)», de nuevo los vientos llevando el frenético ritmo y acercándose a los terrenos de los tres popes del Neo Swing de finales de los 90’s. Rebajamos intensidades, nos embarramos entre las sombras de Lousiana con las oscuridades jazzísticas del high class «Voy Mar Adentro». Retorna la ‘Máquina de Huesos’ y el jazz más socarrón con «La Marcha Fúnebre de Roberto», otro corte en medio tiempo cabaretero con otro de los personajes loosers que se saca siempre de la manga Mr. Suz.
Vamos con la cara ‘B’. «El Huerto del Conejo Muerto» no puede empezar mejor la cosa, ya estamos inmersos en la confusa niebla de New Orleans con ese riff tan hipnótico y ese clavicordio siniestrillo. Ojito al estribillo, lírica y música son ‘agua bendita’. Arriba «La Sirena y la Ballena», una balada que no me llamó demasiado la atención en primera escucha, pero que se está convirtiendo en uno de mis favoritos con el paso de las mismas. Una composición decadente, de surrealista lírica y estribillo absolutamente epatador. Te va a atrapar, lo sé. Vuelven las enérgicas orquestaciones en «Baron Samedi», las ironías crápulas y el Rock’N’Roll disfrazado de toda la parafernalia del Carnaval de NOLA. Los vapores alcohólicos en la siniestra madrugada son evidentes en el jazz circense de «Dueños de la Noche» que hace de antesala perfecta para la ‘gran finale’ de «Mirar a las Estrellas», un corte nostálgico, looser, con muchos espacios para que todos y cada uno se luzcan con sus intrumentos articulando ambientes 60’s y parisinos. En conclusión, una inesperada y refrescante vuelta de tuerca en el imaginario de Frank Suz que va a sorprender, ¡tiene que hacerlo!, y es que… muy pocos en este país asumen tanto riesgo y con tanta clase como el ‘Baron Samedi’. Os lo contaré este fin de semana que viene…
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