Scorpions es parte importante de mi vida. Una de las primeras cintas de cassette que compré de pequeño fue el “Lonesome crow” en la tienda de discos de mi barrio. Los he visto en numerosas ocasiones y en recintos de lo más variopinto (desde Tomelloso a un lluvioso Azkena Rock), conocí a la que es mi mujer en otro evento suyo en Lisboa y le pedí matrimonio en un directo en Mérida, siendo el baile nupcial el “Always somewhere”. Así que, lo siento, no puedo ser objetivo con los germanos.
Con “Rock believer” componen el decimonoveno álbum de estudio, tras siete años de parón. Es el primero con Mickey Dee a la batería y la verdad es que se nota pues su pegada casa a la perfección con el hard rock que siempre han practicado los teutones. Un álbum que no ofrece novedades, ni falta que hace, pues “Rock believer” suena como los mejores trabajos de los ochenta tipo “Blackout”, con un Klaus Meine con una voz en estado de gracia para haber cumplido más de setenta años, lo mismo que sucede con las prodigiosas guitarras de Rudolph Schenker y Mathias jabs y el bajo de Pawel Maciwoda que en algunos momentos tiene más protagonismo del habitual aunque a ese punto llegaremos más tarde.
Los dieciocho cortes que componen “Rock believer” comienzan fuerte con “Gas in the tank”, con fuertes guitarras acompañadas de sirenas para dejar paso a la inspirada voz de Klaus Meine a ritmo de un “hard rock” alegre, de otra época, con la facilidad que tienen los alemanes para crear estribillos. “Roots in my boots” es algo más acelerada y donde se nota la mejora con Mickey Dee a las baquetas. Otro corte representativo del mejor sonido que enlaza a la perfección con “Knock’ em dead” que sigue mostrando terrenos transitados antaño y que les funcionan siempre para cambiar a otra de las especialidades de Scorpions como son los medios tiempos que llega con una de las mejores canciones del Lp, como es la homónima “Rock believer”, una de esas maravillosas tonadas que todos sus seguidores estarán (estamos) deseando escuchar en directo y corear su precioso estribillo pues al público está dedicada.
Y tras una posible futura obra maestra, cuatro minutos de excelencia nos descoloca un tanto el sonido reggae de “Shining of your soul” (cosa que ya practicaron en los primeros ochenta) aunque no es, ni mucho menos, mala composición que continua con la inspirada “Seventh sun” con todos los músicos brillando con luz propia. Otro medio tiempo rockero de envergadura donde el bajo de Maciwoda posee más protagonismo del habitual en Scorpions, lo que le da un punto oscuro que mejora la canción al llevar el mismo ritmo (lo mismo sucede con la batería de Mickey Dee durante los más de cinco minutos y medio. “Hot and cold” es otra buena muestra aunque no ofrece las sorpresas del anterior tema con la base rítmica ni tiene la irresistible melodía y color de un rock clásico como el de “When i lay my bones to rest”, directo y demoledor y que complementa a la perfección a la estupenda “Peacemaker” donde a las seis guitarras se suma el rotundo toque de bajo. Otra de mis preferidas y que cerraría una inventada distribución en tres actos, en una primera parte hasta “Rock believer”, esta segunda y una tercera que comienza con “Call of the wild”, otro buen medio tiempo aunque sin la potencia de “Peacemaker” para cerrar la versión estándar con la balada “When you know (where you come from)”. Bonita pero lejos de “Still loving you”, “Send me an angel”, “Always somewhere”, “Holiday” o “Lady starlight”, dejando el paso a los bonus tracks del disco De Luxe con el guitarreo de “Shoot for your heart”, hard rock con el sonido Scorpions de siempre que supera a “When tomorrow comes” que suena extraña, con un cambio de registro que no termina de encajar en un álbum tan marcadamente añejo como “Rock believer”. Lo mismo nos sucede con “Unleash the beast”, con la que parece que han dejado la experimentación para estos últimos cortes pues dando un toque actual el estribillo y buena parte de las estrofas pueden recordar, incluso, a los Beatles de “Sgt. Pepper”. Y dejando la lisergia y entrando en el rock americano llega “Crossing borders” que deja paso a una versión acústica de “When you know (where you come from)”, un arte que suele funcionar en los directos donde hasta Rudolph Schenker saca una Flying V con caja.
En fin, quizás “Rock believer” no aporte novedades a lo que Scorpions lleva haciendo décadas pero estamos ante un disco que recuerda a muchos de los mejores del pasado (hasta la portada tiene reminiscencias del “Blackout”) y que a los múltiples fans de la banda gustará aunque, por el mismo motivo, deja terreno abonado a los detractores. Pero es que además de las buenas sensaciones dejan para el legado joyas como “Rock believer” o “Peacemaker”. Lo dicho, no puedo ser objetivo y ya estoy deseando estar con mi mujer viéndoles en directo recordando tiempos pasados. Tiempos mejores.
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