Desde Editorial California nos hacen llegar esta novedad:
¿Qué debían hacer Kurt Cobain y Nirvana en 1990? ¿Seguir en Sub Pop fieles a los principios de la militancia independiente, pero con un público eternamente reducido, o bien traicionar el dogma para aspirar a que sus discos lleguen al mayor número posible de personas, con los medios y la distribución que permite una multinacional? El dilema no era fácil. Mientras meditaban su decisión, en septiembre de 1990 el grupo cambia una vez más de batería y ficha a Dave Grohl. Pero esta vez fue diferente: “supimos en dos minutos que Dave era el batería adecuado para Nirvana”, dijo Krist Novoselic. Con la formación ya definitiva, la esperada noticia se produce por fin a finales de año: Nirvana ficha por Geffen. Y ahora sí, con el nuevo respaldo de la multinacional, había llegado el momento de grabar el siempre difícil segundo disco. En esta ocasión, las sesiones serían en los estudios Sound City de Los Ángeles, con Butch Vig a la producción. Y lo que sucedería allí durante los meses de mayo y junio de 1991, con un presupuesto 100 veces superior al de su primer disco “Bleach”, no solo pasaría a la historia, sino que definiría buena parte de la música de la década de los 90 y de principios del siglo XXI. Allí se grabó “Nevermind”. Tomás Crespo (Annecy, Francia, 1978) Licenciado en Comunicación Audiovisual y Periodismo, amante de las letras, el cine y la música, ejerce el periodismo freelance y es el responsable del blog “Bailar sobre arquitectura” (http://tomascrespo.blogspot.com). En febrero de 1994, con apenas quince años, asistió al único concierto que Nirvana ofreció en Barcelona. Menos de dos meses después, Kurt Cobain se voló la cabeza. “Nirvana. Nevermind. La última revolución” analiza, canción a canción, el disco más recordado del grupo. Autor: Tomás Crespo ISBN: 978-84-122168-4-4 Medidas: 15×21 Páginas: 116 Pvp: 14,95
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