Ochánduri, La Rioja, agosto antes del apocalipsis. Estaba yo en el pasillo de prensa, entre en el escenario y la primera fila, un poco cagado porque era la primera vez que iba a cubrir un concierto de seis bandas, cuando veo a una pareja que me resulta conocida. Señalo con el dedo —si eres heavy no es de mala educación—, y le digo que se me acerque.

—¿Eres el de Knibal? —le digo a él—. Joder, y tú eres Mayi.

Yecla-Ochánduri, con dos cojones. Más kilómetros que el campo de Oliver y Benji, y encima, en cuanto les digo quién soy, me dan las gracias. No tengo pruebas, pero Mayi me achuchó. Estos tres son así: con esa cara de mala leche que les sale en las fotos, pero en el trato directo, son gente muy entrañable. Por aquel entonces me hablaron de un nuevo disco que tenían en mente. Joder con la pandemia la que ha liado, pero ya lo tengo entre las manos, y estoy que me quema el teclado. Un, dos, tres… ¡Knibal!

 

 

Intro. No es que dé mucho juego, dos minutitos instrumentales calentando motores, pero estoy pensando en S.H.A.K.T.A.L.E., de S.A. Cuando entran las guitarras, se vuelven leñeros, rozando el thrash.

Tú a tu vida. Ese primer riff, una especie de campanada del fin del mundo, suena a rock pesado, a Saliva en Bait & Switch… hasta que entran las voces. Grego, de Osezno —honradez: no los conocía, pero ando investigando—, tiene esa pegada, esa actitud, este cabrón suda hardcore. Me gusta que han potenciado mucho los coros, y Mayi aporta mucha fuerza cuando subraya alguna estrofa. Mucho peso en las guitarras, no sé si es que haya dos guitarras, o que suenen más graves en los riffs, pero dan ganas de ponerse a saltar.

Libertad. No sé decir por qué, creo que es el punteo por encima de una batería desbocada, pero me recuerdan a Berri Txarrak en la parte instrumental. Sergio se está poniendo experimental. Siempre ha gritado con la vena del cuello hinchada, gutural, pero ahora quiere explorar su espectro vocal, entonces intercambia tramos melódicos con tramos guturales. Lejos de perder potencia, hace que Knibal crezca. Como letristas, no voy a decir que van hacia la poesía, pero sí que están evolucionando. Entenderás que esto no está tan / y sabrás lo que tú vales / vivirás sabiéndote aceptar / tu vida vale más. Ser hardcore no quiere decir ser pesimista. Ser revolucionario no quiere decir perder toda esperanza.

 

 

Malos tiempos. Mucha caña. Ese bajo va a acabar hecho astillas, vaya viajes le está pegando a las cuerdas. Sintiendo que no podemos respirar / clasificados sin pensar / sintiendo que no podemos respirar / sobrevivimos poco más. Madre mía, esto es un obús. La voz del Piñas, por encima de ese bajo que suena como una trituradora de madera, tiene un empaque diferente en las estrofas, que nos lanza a gritar en los estribillos. Esta música es energética, joder, tengo ganas de ponerme a saltar, o a correr, o a darme cabezazos…

Mi cuerpo, mis normas. He dicho que Sergio está probando a tirar tramos sin gutural, cantando «con su voz». Yo quiero protestar / no voy a dialogar / yo soy una mujer / mi cuerpo son mis normas. De los aciertos más grandes del disco. En gutural no me sonaría ni la mitad de bien que así. Hay tramos que me recuerda a Machine Head, sobre todo en el último directo que sacaron. Son bandas tan potentes que cualquier cambio de ritmo les funciona. En cuanto al mensaje, como Schöck en Es terrorismo. Parece que no salimos de El sí de las niñas, macho.

Palabras vacías. Venga a tirar flores al matrimonio y pasando del batería… pues no. Lo primero, está mejorando en cuanto a poner cara de malo en las fotos. Aún no es Ozzy Osbourne, pero dadle tiempo. Lo segundo, mejor momento drummer del disco, a los veinte segundos, cuando tira de timbales. ¿Conocéis Song 2, de Blur? En medio de la canción la habitación comienza a reventarse y Damon Albarn va piñándose de pared a pared. Eso es lo que transmite Higinio. Tengo la sensación de que voy a salir disparado como una pelota de squash. La aportación de Guachi en el guitarreo les da crudeza —como son tan flojitos, ¿verdad? — que enlaza con Correr, nexo con el anterior trabajo de la banda, Tiempo hostil. Mucha influencia de S.A. en la velocidad de los riffs, y punteos Machine Head. No son punteos para lucirse, son punteos funcionales, sin perder pegada.

 

 

Tú qué te crees. Será la más lenta, pero es de las que me llegan. Ese bajo es heredero del Drogas en las postrimerías de Barricada, en Pétalos. Con esa sala de máquinas, no hay que exigirle mucho a la guitarra, Sergio puede centrarse en cantar, en la letra: ¿Por qué hoy? ¿Por qué yo? Siempre lo mismo, la misma rutina ¿Por qué hoy? ¿Por qué yo? Siempre lo mismo, no quiero ver el sol. Han pasado de unos Barricada encabronados, mientras narran un cómic distópico, a unos S.A. en No quiero participar. Con el espíritu de Buenos momentos, también de S.A. lanzan un estribillo que empieza como el Star of Heaven, de Alyanza (vale que el salto estilístico es grande, pero tienen algo), para acabar en un punteo a medio tempo, con Higinio tirando de plato hasta que a mí se me jodan las vértebras.

Involución. ¡Coño, los collacius! Ley no escrita: cuanto más burra es la música, mejor gente. En Yecla funciona, y con Escuela de Odio, también. Dan ganas de gritar «¡No habrá paz!», como Juan en el directo de S.A., antes de empezar Palomas y buitres. Si la pandemia nos ha enseñado algo, es que el ser humano es lo suficientemente idiota como para negar lo que tiene ante los ojos. Los seguros privados suben las ventas cuando se lavaron las manos porque enfermedades nuevas no cubren. Todavía hay pensadores como el gran Toni Cantó (que no va a entender esta reseña porque está escrita en riojano, y el sólo habla ejpañó y muy ejpañó), que dice que los animales no tienen derechos, o algún mamarracho por ahí que dice que el cambio climático es un camelo de hippies. Cuando algún verano nos pongamos a 50ºC o tengamos huracanes en Huesca… seguiremos negando la evidencia. En fin. Ojito Nefta lo que reparte —lo vi en Ochánduri y es una ametralladora, aparte de los coros—. Pirri en su línea. Es verlo y dan ganas de cantar Volverán los buenos tiempos, volverán.

Tripolar. Al oír los primeros acordes, me viene a la cabeza Bienvenidos al paraíso, un programa de Radio 3, cuando Radio 3 molaba más, que empezaba con Lift, de Poets of the Fall. Nada más lejos de la realidad. En cuanto la batería se pone a pleno rendimiento y guitarra y bajo cogen velocidad de crucero esto se convierte en una especie de nu metal que me hace el culo pepsicola. FZK rapeando, o casi por encima del guitarreo, reforzado con Pedro Martínez, de King Rotten. Un sonido Hora Zulú, mensaje claro, mala leche y mucha lírica. Poesía, pero con contundencia, con los berridos de Sergio, el doble bombo de Higinio y el machaqueo de Mayi, que no ha parado ni un minuto de repartir leña.

Mi cuerpo, mis normas. Versión femenina de la quinta canción de este disco. Fabi y Nati, de Penadas por la ley, Gim, de Absalem y Sailor Smile hacen a Sergio a un lado en la parte vocal para dar el do de pecho. Lo curioso del tema es que en las primeras estrofas tienen lapsos de Def con Dos, en el estribillo suena a rock, joder, casi a blues, pero el contraste con la base leñera enriquece la mezcla. Mestizaje, siempre. Mézclalo todo, hasta que salga algo bueno.

 

 

Roots. Se parece un poco a Sepultura, ¿no? Si fuera mi cumple y pudiera pedir lo que quisiera, un mensaje bien claro: quiero que, en ese concierto Alimaña + Knibal en Soria mi paisano Rubenciano le haga el juego a Sergio. Vale que Max Cavalera es un fuera de serie, que las percusiones brasileñas, Igor Cavalera (un batera nunca suficientemente valorado) es la hostia… pero si me pones a Rubenciano Knibal, me quedo con Higinio y compañía. Un misilazo de versión. Que alguien le mande este tema a Cavalera, que va a flipar.

Y hemos llegado al final. Cuarenta minutos de piñazo Yeclano, pasando por Asturies, por Brasil y por donde quiera que una mujer vuelve cagadita de miedo a casa… o se caga de miedo cuando entra en casa. ¿habéis oído la expresión «me honra con su amistad»? estos tres tarambanas me honran, con su amistad, y con su confianza para que les destripe los discos. Se me nota que estoy a gusto porque me pongo parlanchín.

Y para los enamorados de la música disco, enlaces de la banda:

Spotify https://open.spotify.com/album/46dt2qPtkW3WDgIXpyb0Ni?si=xEBYz67UQh2qXdS9Wnd4VQ&dl_branch=1

YouTube https://youtube.com/channel/UCJ7jjtI05Vo5g21to-GsdNg

Facebook https://www.facebook.com/KNIBAL-213638792150151

Knibal – Tripolar

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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